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29/12/13

Mini-Relato (2): Se corrió en mi boca

Cerró la puerta de su habitación aun que no había nadie en casa y se quitó los pantalones y los calzoncillos rápidamente. Yo estaba sentado en la cama tímidamente ya que hace apenas unas horas que lo acababa de conocer en clase y ya se estaba desnudando para mi, pero esas eran las ventajas de ser yo. Sonreí en cuanto vi el pedazo trabuco que mi compañero escondía: Era enorme, tanto que ni con dos manos conseguías cogerlo entero, casi sin pelo y sin prepucio, era tan gordo que parecía un dildo. Se acercó a mi con su pene balanceante y lo puso delante de mi, agarrándoselo con una mano para hacerme notar lo enorme que era. Le sonreí mientras le miraba a la cara y le cogí la polla mientras con la otra le masajeaba los huevos, repletos de leche que esperaba a salir disparada de ese trozo de carne. "Mas vale que lo hagas bien, que quiero descargar estas bolas" dijo mientras me acariciaba la cara. Hoy estaba ahí para darle placer a él, pero algún día me devolvería el favor.
Pasé mi mano desde la base hasta la punta para realizar lo grande que era y exacto, era gigante. "Venga empieza, ¡que me quiero correr joder!" En cuanto dijo eso escupí en su polla y empecé a hacerle una paja, sintiendo ese tronco entre mis manos, algo tan duro y caliente rebosante de leche queriendo salpicar mi cuerpo, me ponía super cachondo y le agarré con las dos manos y las deslice frenéticamente alrededor de la verga de mi amigo. El pre-semen empezaba a chorrear de la punta rosada y se iba mezclando con mi saliva y un sonido de roce empapado empezaba a sonar. Me metí la punta del pollón y lo chupé con mi lengua húmeda, lubricándolo y explorando cada centímetro de carne caliente. No me cabía mucho mas allá de la punta, pero era suficiente para succionar y babear con la lengua la polla de mi amigo, que no paraba de gemir. Me la saqué de la boca para hacerle una paja, pero me tiró a la cama y agarrándome la cabeza con fuerza, me puso la polla en la boca y empezó a pajearse como un loco "¡¡¡¡Joder que me corro aaaaaah!!!!!" Y chorros de leche blanca salieron disparados, directos a mi boca y a mi cara, dejándolo todo impregnado del dulce líquido que acababa de exprimir de esos huevos y esa polla deliciosa. 

22/12/13

Mini-relato (1): Pasión en la habitación

Casi no nos dio tiempo a dejar nuestras cosas en el suelo de la habitación cuando él empezó a besar mi boca salvajemente y yo le contestaba mordiendo sus labios suavemente. Los dos sonreíamos mientras nos quitamos la camiseta y dejábamos nuestros cuerpos sudados por el deporte que acabábamos de hacer al aire. Me acerqué rápidamente a sus pezones pequeños y rosados y los empecé a chupar y a repasar con mi lengua, la cual empezó a bajar lentamente por su blanco abdomen, dejando un rastro de mi saliva por sus deliciosas abdominales.

 Bajé el pantalón de deporte que tenía y vi la enorme erección debajo de sus calzoncillos, que empecé a sobar primero con mi mano y después con mi boca. Le di la vuelta y empecé a masajear con mis manos su culito por encima de los boxers, a lo que él empezó a soltar pequeños suspiros de placer. Le hice ponerse de rodillas encima de la silla de su escritorio, con los brazos apoyados en el respaldo y el culo en pompa. Finalmente le quité los calzoncillos y empecé a amasar sus pálidas nalgas. Abrí un poco sus cachetes para dejar al aire su ano rosadito, que ya empezaba a dilatar por el calentón que tenía, y le escupí para lubricarlo y seguidamente empecé a meterle un dedo dentro del recto. Él empezaba a enloquecer y decía entre suaves gemidos "Oh si! Sigue! Más adentro, más adentro!"  y yo seguía penetrandole con mis dedos, que cada vez hacían más grande su agujero. 

Después de dilatar su culito, me bajé los pantalones y acompañé su cabeza hasta mi polla, que empezó a mamarla frenéticamente, lubricando mi verga dura como una roca. Me senté en la silla, con la polla apuntando firmemente hacia arriba, él se acercó con su culito hambriento y, de una sentada, se introdujo mi polla entera hasta que sus cachetes chocaron con mis bolas y soltó un gemido que me estremeció. Mientras él saltaba encima de mi como un conejo, comiéndose mi verga con su culo, yo le agarré la polla, gruesa y blanca, con pre-semen chorreando y salpicándolo todo por los botes que pegaba. Nos mirábamos apasionadamente y yo le comía la boca y le pajeaba mientras el no paraba de gemir y gritar de placer. "¡Me corro, me corro!" exclamó, y chorros de leche blanca acompañados de gemidos estremecedores mancharon todo lo que había alrededor nuestro. La presión de su interior al correrse fue lo que faltó para que yo descargase un potente chorro de corrida dentro de él.

Nos quedamos quietos y yo, todavía dentro suyo, le sonreí y nos besamos en los labios para acabar ese perfecto encuentro