Victor era el chico
perfecto. Era muy buena persona con todo el mundo, amable y trabajador y
siempre lo adornaba todo con esa sonrisa tan cálida y verdadera. En cuanto a su
físico: Jo-der. Era alto, de pelo corto y castaño, ojos grandes y oscuros y
unos labios gruesos que daban ganas de morder y alimentarse de sus besos. Su
complexión era atlética, de espaldas anchas y fuertes, con los músculos
bastante desarrollados para un chico de 16 años y con vello también bastante desarrollado
para su edad. Ese punto de madurez era lo que me daba tanto morbo.
Siempre nos
habíamos llevado muy bien, pero nuestra amistad no salía de las clases. Y las
clases fue lo que nos llevo a lo que vais a leer a continuación.
Se acercaba el fin de curso
y en todas las asignaturas nos pedían trabajos finales en grupo, y resultó que
me tocó con Víctor en uno de ellos. Trabajábamos muy bien juntos y yo estaba encantado
de estar tanto con él, aunque tenía que procurar que no se diese cuenta de que
le miraba más a él que al trabajo. Trabajamos muy duro, pero claro, el trabajo
en clase no era suficiente. Llegó el día antes de la presentación y teníamos
que prepararla así que esa misma tarde quedamos en su casa, aprovechando que no
había nadie para poder estudiar a gusto.
Estuvimos trabajando unas
horas hasta que hicimos un descanso. Había notado que Víctor estaba
especialmente cariñoso conmigo, quiero decir, me abrazó cuando llegué a su
casa, aprovechaba cualquier tontería para tocarme en forma de broma y demás. Y
a mí no me importaba para nada. Pero no quería pensar nada raro ya que por lo
que sabía, era hetero. Aun que yo para él también lo era.
Se levantó un momento y
desapareció de la habitación. Suponía que había ido a buscar algo. Repasé con
la mirada la habitación, era bastante sencilla; lo que más ocupaba era una cama
de matrimonio que era donde dormía. Me senté en ella y al pasar la mano sobre
la almohada noté algo duro, la levante y… no podía ser. Me encontré un
consolador. Era surrealista. Víctor era de lejos al que menos me podría
imaginar con uno de esos. Y eso hizo que mi parte más sucia despertase. Ya no
quería estudiar más. Creo que nos lo íbamos a pasar mejor de otra forma.
Cogí el juguetito, lo
guardé en mi bolsillo y salí de la habitación. Me dirigí al lavabo para
prepararme pero cuál fue mi sorpresa cuando abrí la puerta y me encontré a mi
amigo meando con los pantalones y calzoncillos bajados hasta los tobillos. Por
un momento contemplé su culazo y sus piernas fuertes y con una fina capa de
vello. Joder que bueno estaba. Parecía que no se había dado cuenta de mi
entrada así que saqué el vibrador y me acerqué sigilosamente por detrás. Las
últimas gotas habían caído en el agua y justo me puse detrás suyo mientras
respiraba suavemente en su cuello y apoyé el juguete entre sus nalgas. Esto
hizo que diese un bote y se girase y en cuanto me vio comprendió la situación.
-Veo que te lo pasas bien
cuando estás solo, ¿eh?- Dije sonriendo.
Victor se quedó un poco
parado y tras unos segundos para entender lo que pasaba, miró para abajo, donde
su pene empezaba a marcarse bajo la camiseta que lo tapaba.
-…eso parece… aun que me
gustaría más que alguien se lo pasase bien conmigo… - dijo con una sonrisa que
hacía su boca más apetecible que nunca.
Cogí aire y empecé a
comerle la boca mientras él me agarraba del pelo y yo acariciaba su culo y su
espalda. Empezamos a caminar tambaleándonos hasta que llegamos a su habitación,
donde él se quitó la camiseta dejando ver su glorioso cuerpo al completo, y me
quitó en un momento mi camiseta, pantalones y ropa interior, que chocaron con
la pared.
Nos subimos a su cama y
me tiré encima de él comiéndole los labios y acariciando sus músculos. Empecé a
darle chupetones por todo el cuerpo, cuando se le iluminaron los ojos y me paró
para decirme:
-Oye, ya has visto mi
juguete… ¿Por qué no demuestras que lo sabes hacer mejor?- Acto seguido se puso
a cuatro patas con el culo en pompa, dándome una magnífica vista de sus nalgas
terciopeladas y de su rosado agujero que ya empezaba a abrirse del calentón.
Empecé a meter el dedo
índice por su ano mientras escupía dentro para lubricar. Tenía la cara cerca de
su culo y huelo ese olor tan característico suyo, sudor y mi saliva. Me pone a
cien. Sonrío mientras sigo trabajando su ano prieto, que cada vez va cediendo
más al masaje de mi dedo. Él está sonriendo de placer, con los ojos cerrados y
gimiendo levemente cada vez que mi dedo se adentraba en él. Sus fuertes manos
abrían su perfecto culo para que lo pudiese usar bien. Saco el dedo que ha
dejado su ano un poco abierto y meto mi cara entre sus suaves nalgas,
respirando su esencia que me vuelve loco y chupando poco a poco el perímetro
del ano, que cada vez se va abriendo más y más y va haciendo que Víctor suelte
gemidos cada vez más profundos. Mi lengua empieza chupando sus nalgas peluditas
hasta que se mete por su agujero y lo empiezo a hacer más grande,
introduciéndola y saboreando el exquisito culazo de mi amigo que estaba en la
gloria del placer que sentía. Bajé un poco más y me encontré con sus huevazos,
colgando holgados bajo su ano, los empecé a succionar notando como se
balanceaban esas bolsitas rellenas de leche, que a su vez hacían que la polla
descomunal se moviese también. Me encantaba comerle el culo a un tío como él,
tan fuerte de apariencia pero tan fácil de domar cuando se pone cachondo.
Me levanté de ahí y vi su
cuerpo marcando cada músculo, en tensión por el placer que sentía. Me acerqué a
su cara y le pregunté con una sonrisa maliciosa: “¿Quieres que te dé ya por
culo?” Él contestó con un gemido que interpreté como un sí, así que le pegué un
morreo cargado de puro deseo y él se incorporó, poniéndose a cuatro patas, pero
primero me puse delante de su cara con la polla durísima por lo que estaba
haciendo, se la acerqué a la boca, la cual abrió enseguida y empezó a mamarla
como si estuviese hambriento. Rodeaba con sus carnosos labios mi falo y lo
metía bien adentro, chupándolo con su lengua caliente y húmeda, lubricándola bien
para después. Yo le agarraba del pelo y le conducía, pero él la manejaba
perfectamente, tan solo con su boca, succionándola y haciéndome sentir un
placer inmenso y unas ganas tremendas de follármelo bien fuerte. Cuando pensé
que ya estaba bien recubierta de su saliva, le aparté la cara y lo rodeé,
subiéndome encima de la cama y haciendo un poco de presión en su espalda para
que su culo subiese más y me la dejase meter sin problemas.
Posé la cabeza de mi
polla bien firme en la entrada de su culo ya dilatado y empecé a meterla poco a
poco, sintiendo como me iba envolviendo a cada centímetro que me adentraba,
cada vez más prieto y más caliente. Notaba como se agarraba a las sabanas y podía
intuir su cara de molestia por los suaves gemidos entrecortados que soltaba. Yo
le iba acariciando las caderas y las nalgas mientras suspiraba levemente. Cada
vez más adentro. Más ajustado. Más placentero. Por fin llegué hasta el fondo, y
cuando paré soltamos un gran suspiro. “Joder, nunca te han follado el culo, eh”
dije muy cachondo. La dejé dentro para que se acostumbrase mientras me eché
para adelante y abracé su fuerte cuerpo. Él gimió levemente, lo cual yo entendí
como que ya estaba listo para seguir.
Me reincorporé y empecé a
sacar mi polla mientras él tensaba su espalda. No la llegué a sacarla del todo
y la metí, ahora sí, de golpe hasta el fondo. Esto hizo soltar un pequeño
gruñido a Victor, que me puso más todavía. Así que lo repetí unas cuantas veces
más: La sacaba lentamente dejándole sentir como se iba aflojando su culo y
después la empujaba hasta el fondo, sacudiendo su musculoso cuerpo y haciéndole
gruñir.
Poco a poco dejé de hacer
paradas tan bruscas y empecé a bombear. El placer empezaba a hacer efecto en
nosotros. Empezábamos a sudar y los músculos de su cincelado cuerpo se marcaban
más. Sus gruñidos pasaron a ser cortos gemidos y mis suspiros fueron
sustituidos por delirios de placer, que se remarcaban con alguna frase tipo “Oh
sí” o “Sigue así, te gusta ¿eh?”
Íbamos sincronizados. El
placer nos movía como a animales, cada vez queriendo más. El olor a hombre
inundaba la habitación igual que los gemidos y los gritos de ambos. En un
arrebato, cogí a Víctor por el pecho y lo alcé, dejándolo de rodillas mientras
seguía perforando su culo. Me acercó su boca a la mía y yo le contesté
comiéndole los labios y entrelazando las lenguas en un juego muy húmedo y
caliente de nuestras bocas mientras sentía sus resoplidos en mi cara cada vez
que la metía. El me acariciaba el cuello con su mano mientras yo acariciaba su
brazo flexionado, axila peluda, cuello, pecho y al final sus excitantes pezones
que estaban erizados. Cada pellizco contraía su esfínter, presionándome más la
polla y acelerando la salida de mi leche.
Sus nalgas húmedas
rebotaban en mis caderas y ahí me dejé llevar. Me quedé quieto y noté como mi
polla se ponía como una roca y como chorros y chorros de leche salían
disparados de ella, rellenando el culo de mi amigo. Éste gimió al notar como el
liquido caliente lo inundaba y como lubricaba su ano, dejándolo más resbaladizo
que nunca y haciendo que llegase hasta el final sin problemas. Le acaricié la
espalda hasta llegar a sus hombros y lo aguanté mientras sacaba mi pene
lentamente, dejando salir unos hilos de semen de su dilatado y rosado ano.
Antes de que saliese más, me tumbé boca arriba delante de él y empecé a chupar
poco a poco alrededor de su agujero los restos de mi lefa y subí a sus holgados
huevos peludos, que metí en mi boca y saboreé esa mezcla de sudor, saliva y
lefa.
No tardó en correrse encima de mí, al son de unos dulces gemidos al
vaciarse la polla con 4 chorros de espesa leche mientras yo seguía succionando
sus bolas.
Después de un momento de
realización de lo que acababa de ocurrir, nos quedamos mirando y sonreímos
levemente. Me parece que iba a visitar más frecuentemente a Víctor para
“estudiar”.
Espero que os haya gustado y como siempre me podéis dejar vuestras opiniones en un comentario (que puede ser completamente anónimo y sin registrarte )
Contacto: greenlook15@gmail.com Twitter: @greenlook15
No hay comentarios:
Publicar un comentario