A la luz de la luna nos
encontrábamos. Él tumbado boca abajo en mi cama con solo unos bóxer, yo a su
lado admirando su cuerpo angelical, y ambos ansiosos de desfogar nuestro
ardiente deseo.
Me puse encima suyo y
empecé a acariciar su espalda suave y pálida, sobre la cual destacaban algunos
lunares esparcidos, los cuales iba besando suavemente, con delicadeza y pasión,
notando como su cuerpo subía y baja al ritmo de su respiración. Seguía
acariciando su cuerpo cálido suavemente, sintiéndolo en mis manos, mientras que
con mi boca seguía explorando su espalda y bajaba cada vez más, haciendo que
Guille suspirase profundamente y su piel se erizase. Llegué a su tremendo culo,
bien apretado en el bóxer oscuro que llevaba. Empecé a amasar sus nalgas por
encima, oliendo su aroma que me volvía loco, haciendo que mordiese su culito
muy levemente. Él empezaba a moverse con pequeños espasmos a cada apretujón que
daba a sus nalgas. Me cansé de sobar tanta ropa y metí la mano por la pata del
bóxer, sintiendo su culo, totalmente depilado y fresco esperándome. Seguí
amasando mientras mi pene se ponía como una piedra y le acariciaba la espalda.
Saqué la mano y me tumbé encima de él con mi paquete bien duro en su raja y empecé
a moverme lentamente para que notase lo que había conseguido, a la par que
chupaba dulcemente su cuello y lóbulo izquierdo, lo que hizo que soltase más de
un gemidito. Como le ponía eso. Después de un rato tentándolo, volví a su bóxer
y esta vez lo bajé, dejando al aire sus dos nalgas redondas y blancas, las
cuales empecé a lamer lentamente, notando cada curva, mientras con mis manos
agarraba bien de los costados y palpaba para sentir bien por donde iba. Su
sabor me volvía loco, le besé por todos lados pero yo quería más. Me saqué en
un momento la polla de los calzoncillos y empecé a azotarle por el culo con
ella, haciendo un sonido de repiqueteo en seco. Necesitaba más.
Le di la vuelta y me
quedé contemplando su precioso cuerpo: Una piel blanca que relucía a la luz que
entraba por la ventana, la cual marcaba el contorno de su cuerpo. Un cuerpo
tonificado y bien depilado por todos lados, que me guiaban a una polla
descomunal de unos 18 cm, que colgaba reposada sobre unos huevos bien holgados
llenos de leche, que ya empezaba a gotear por su prepucio. Sonreímos. Joder, me
encantaba esa vista.
Me acerqué a su abdomen
para besarlo, cuando él de repente me agarró de la cabeza y me bajó
directamente hasta su polla. Ya estaba suficientemente caliente, quería acción.
Así que le miré de reojo mientras me tumbaba para llegar mejor y agarré su
ardiente verga, bastante gruesa así que le pasé la lengua y me llevé un hilo de
dulce presemen que me dio más ganas de comer. Escupí un poco y me metí el
capullo en la boca y lentamente me seguí metiendo su trozo de carne hasta que
no pude más y lo saqué. Él seguía con las manos entre mi pelo y me acercó más a
su pollón, podía oler su perfume y empecé a lamer sus huevos, que botaban a
cada lametazo. Era una gozada jugar con aquellos cojones colgantes. Los lamía,
chupaba y jugaba con mi mano como dos pelotitas. Su sabor hacía que me los
metiera juntos en la boca. Guille no paraba de suspirar y hasta se le escapaba
algún gemido. Seguí con su polla, esta vez no me la metí tan al fondo pero la
empecé a comer con mucho gusto. Mientras subía y bajaba con mi boca, succionaba
y mi lengua jugaba con su glande. Esto hacia que me agarrase más del pelo,
hasta que de golpe me la metí hasta el fondo. Casi no podía aguantar, pero
valía la pena. Guille se retorcía de placer y bufaba como un animal en celo.
Estimulaba su trabuco con mi garganta y manoseaba sus pelotas con mi mano.
Cuando me saqué su polla de la boca, estaba todo lleno de saliva, perfecto para
una paja, pero él me dijo que me pusiera en su sitio.
Nos cambiamos las
posiciones y sin mediar palabra empezó a comérmela como si no hubiese un
mañana. Qué bien lo hacía el cabrón. Mientras engullía mi polla yo no podía
aguantar y retorcía cada extremidad de placer, suspirando profundamente y
acariciando su estilizado cuerpo. Él lo hacía estupendamente, con una mano
acariciaba mi pecho y mis pezones erizados, lo cual me daba pequeñas punzadas
de placer, mientras que con la otra mano me agarraba la polla y se la tragaba
hasta el fondo, dejándola llena de saliva. Se metió mi glande en la boca y
succionó muy fuerte, lo que hizo que me estremeciera mucho y le arañase la
espalda de la tensión. Me miró y esbozó una sonrisa picarona y empezó a
succionar mis huevos. No me dejaba dar ni un respiro y en mi boca ya resonaba
otro gemido. Se esforzaba al máximo y qué bien le salía. Yo le agarré del pelo
y lo acerqué a mí. Mientras nos dábamos un morreo apasionado donde había una
guerra entre su lengua y la mía, yo agarré su pollón y le pajeé suavemente destapando
su glande rosado.
Nos comimos bien la boca
hasta que él paró y dio la vuelta sobre sí mismo, dejando a un palmo de mi cara
sus huevos colgando que rozaban mi pecho. Aspiré lentamente su aroma y sentí
como rodeaba mi polla con sus labios y empezaba a mamar descontroladamente así
que empecé a lamerle los huevos por detrás lo que hacía que su polla se
levantase y se pusiera más dura. Sus huevos rebotaban en mi cara y me puse
entre sus piernas para poder comerme su verga, pero apenas llegaba a meterme la
punta, así que recorrí con mi lengua la largura de su polla. Agarré sus nalgas
y las acariciaba mientras él seguía engullendo mi polla. Nos habíamos
convertido en una bola frenética de saliva, calor y sudor que solo quería más y
más. Gruñíamos a cada chupetón que sentíamos y apretábamos los cuerpos para
sentirnos bien cerca.
Yo estaba tumbado boca
arriba y él se puso de rodillas sobre mi cabeza. Ahora llegaba mucho mejor a
sus cojones qué, sudando, me los metía en la boca y succionaba. Le pajeé un
poco y eché mi cabeza hacia atrás, relajando mi garganta. Me empezó a taladrar
con su gran polla sin parar. Hasta el fondo. Su carne entraba y salía de mi
boca, repleta de saliva que lubricaba su frenética entrada. Me follaba la boca
mientras yo apenas podía respirar, pero me encantaba sentir esa pedazo de verga
dentro de mi boca ardiente. Él jadeaba a cada penetración que hacía, tensando
su pálido cuerpo, y yo gemía cada vez que notaba sus cojones chocando contra mi
cara. De mientras, yo me pajeaba fuertemente, sintiendo todo el placer que me
provocaba el morbo de la situación. Mi polla estaba a reventar.
De repente sus
movimientos se volvieron más bruscos y agarrándome de los brazos y sin previo
aviso, soltó un sonoro gemido a la vez que un chorro de espesa corrida salía de
su glande y me llenaba toda la cara. Suspiros y jadeos siguieron a más chorros
de leche caliente que me salpicaban por la cara, y la que llegaba a mis labios
la engullía para saborearla. Cuando sacó su polla de mi cara, como una gran
serpiente, yo me corrí abundantemente, llenando todo mi cuerpo de lefa. Guille
repasó la corrida con un dedo y me lo metió en la boca, dejando que lo
saborease. Después nos fundimos en un beso de pasión, que nos mantuvo
despiertos el resto de la noche.
Se que hace MUCHO que no subía nada, pero la verdad que han pasado muchas cosas importantes relacionadas con este mundo y estaba demasiado ocupado viviéndolas, espero que lo entendáis :) Puede que suba un par de mini-relatos durante este verano, pero no prometo nada.
Espero que os haya gustado y como siempre me podéis dejar vuestras opiniones en un comentario (que puede ser completamente anónimo y sin registrarte )
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