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8/8/15

A la luz de la luna

A la luz de la luna nos encontrábamos. Él tumbado boca abajo en mi cama con solo unos bóxer, yo a su lado admirando su cuerpo angelical, y ambos ansiosos de desfogar nuestro ardiente deseo. 

Me puse encima suyo y empecé a acariciar su espalda suave y pálida, sobre la cual destacaban algunos lunares esparcidos, los cuales iba besando suavemente, con delicadeza y pasión, notando como su cuerpo subía y baja al ritmo de su respiración. Seguía acariciando su cuerpo cálido suavemente, sintiéndolo en mis manos, mientras que con mi boca seguía explorando su espalda y bajaba cada vez más, haciendo que Guille suspirase profundamente y su piel se erizase. Llegué a su tremendo culo, bien apretado en el bóxer oscuro que llevaba. Empecé a amasar sus nalgas por encima, oliendo su aroma que me volvía loco, haciendo que mordiese su culito muy levemente. Él empezaba a moverse con pequeños espasmos a cada apretujón que daba a sus nalgas. Me cansé de sobar tanta ropa y metí la mano por la pata del bóxer, sintiendo su culo, totalmente depilado y fresco esperándome. Seguí amasando mientras mi pene se ponía como una piedra y le acariciaba la espalda. Saqué la mano y me tumbé encima de él con mi paquete bien duro en su raja y empecé a moverme lentamente para que notase lo que había conseguido, a la par que chupaba dulcemente su cuello y lóbulo izquierdo, lo que hizo que soltase más de un gemidito. Como le ponía eso. Después de un rato tentándolo, volví a su bóxer y esta vez lo bajé, dejando al aire sus dos nalgas redondas y blancas, las cuales empecé a lamer lentamente, notando cada curva, mientras con mis manos agarraba bien de los costados y palpaba para sentir bien por donde iba. Su sabor me volvía loco, le besé por todos lados pero yo quería más. Me saqué en un momento la polla de los calzoncillos y empecé a azotarle por el culo con ella, haciendo un sonido de repiqueteo en seco. Necesitaba más.


Le di la vuelta y me quedé contemplando su precioso cuerpo: Una piel blanca que relucía a la luz que entraba por la ventana, la cual marcaba el contorno de su cuerpo. Un cuerpo tonificado y bien depilado por todos lados, que me guiaban a una polla descomunal de unos 18 cm, que colgaba reposada sobre unos huevos bien holgados llenos de leche, que ya empezaba a gotear por su prepucio. Sonreímos. Joder, me encantaba esa vista.

Me acerqué a su abdomen para besarlo, cuando él de repente me agarró de la cabeza y me bajó directamente hasta su polla. Ya estaba suficientemente caliente, quería acción. Así que le miré de reojo mientras me tumbaba para llegar mejor y agarré su ardiente verga, bastante gruesa así que le pasé la lengua y me llevé un hilo de dulce presemen que me dio más ganas de comer. Escupí un poco y me metí el capullo en la boca y lentamente me seguí metiendo su trozo de carne hasta que no pude más y lo saqué. Él seguía con las manos entre mi pelo y me acercó más a su pollón, podía oler su perfume y empecé a lamer sus huevos, que botaban a cada lametazo. Era una gozada jugar con aquellos cojones colgantes. Los lamía, chupaba y jugaba con mi mano como dos pelotitas. Su sabor hacía que me los metiera juntos en la boca. Guille no paraba de suspirar y hasta se le escapaba algún gemido. Seguí con su polla, esta vez no me la metí tan al fondo pero la empecé a comer con mucho gusto. Mientras subía y bajaba con mi boca, succionaba y mi lengua jugaba con su glande. Esto hacia que me agarrase más del pelo, hasta que de golpe me la metí hasta el fondo. Casi no podía aguantar, pero valía la pena. Guille se retorcía de placer y bufaba como un animal en celo. Estimulaba su trabuco con mi garganta y manoseaba sus pelotas con mi mano. Cuando me saqué su polla de la boca, estaba todo lleno de saliva, perfecto para una paja, pero él me dijo que me pusiera en su sitio.


Nos cambiamos las posiciones y sin mediar palabra empezó a comérmela como si no hubiese un mañana. Qué bien lo hacía el cabrón. Mientras engullía mi polla yo no podía aguantar y retorcía cada extremidad de placer, suspirando profundamente y acariciando su estilizado cuerpo. Él lo hacía estupendamente, con una mano acariciaba mi pecho y mis pezones erizados, lo cual me daba pequeñas punzadas de placer, mientras que con la otra mano me agarraba la polla y se la tragaba hasta el fondo, dejándola llena de saliva. Se metió mi glande en la boca y succionó muy fuerte, lo que hizo que me estremeciera mucho y le arañase la espalda de la tensión. Me miró y esbozó una sonrisa picarona y empezó a succionar mis huevos. No me dejaba dar ni un respiro y en mi boca ya resonaba otro gemido. Se esforzaba al máximo y qué bien le salía. Yo le agarré del pelo y lo acerqué a mí. Mientras nos dábamos un morreo apasionado donde había una guerra entre su lengua y la mía, yo agarré su pollón y le pajeé suavemente destapando su glande rosado.


Nos comimos bien la boca hasta que él paró y dio la vuelta sobre sí mismo, dejando a un palmo de mi cara sus huevos colgando que rozaban mi pecho. Aspiré lentamente su aroma y sentí como rodeaba mi polla con sus labios y empezaba a mamar descontroladamente así que empecé a lamerle los huevos por detrás lo que hacía que su polla se levantase y se pusiera más dura. Sus huevos rebotaban en mi cara y me puse entre sus piernas para poder comerme su verga, pero apenas llegaba a meterme la punta, así que recorrí con mi lengua la largura de su polla. Agarré sus nalgas y las acariciaba mientras él seguía engullendo mi polla. Nos habíamos convertido en una bola frenética de saliva, calor y sudor que solo quería más y más. Gruñíamos a cada chupetón que sentíamos y apretábamos los cuerpos para sentirnos bien cerca.


Yo estaba tumbado boca arriba y él se puso de rodillas sobre mi cabeza. Ahora llegaba mucho mejor a sus cojones qué, sudando, me los metía en la boca y succionaba. Le pajeé un poco y eché mi cabeza hacia atrás, relajando mi garganta. Me empezó a taladrar con su gran polla sin parar. Hasta el fondo. Su carne entraba y salía de mi boca, repleta de saliva que lubricaba su frenética entrada. Me follaba la boca mientras yo apenas podía respirar, pero me encantaba sentir esa pedazo de verga dentro de mi boca ardiente. Él jadeaba a cada penetración que hacía, tensando su pálido cuerpo, y yo gemía cada vez que notaba sus cojones chocando contra mi cara. De mientras, yo me pajeaba fuertemente, sintiendo todo el placer que me provocaba el morbo de la situación. Mi polla estaba a reventar.



De repente sus movimientos se volvieron más bruscos y agarrándome de los brazos y sin previo aviso, soltó un sonoro gemido a la vez que un chorro de espesa corrida salía de su glande y me llenaba toda la cara. Suspiros y jadeos siguieron a más chorros de leche caliente que me salpicaban por la cara, y la que llegaba a mis labios la engullía para saborearla. Cuando sacó su polla de mi cara, como una gran serpiente, yo me corrí abundantemente, llenando todo mi cuerpo de lefa. Guille repasó la corrida con un dedo y me lo metió en la boca, dejando que lo saborease. Después nos fundimos en un beso de pasión, que nos mantuvo despiertos el resto de la noche.


Se que hace MUCHO que no subía nada, pero la verdad que han pasado muchas cosas importantes relacionadas con este mundo y estaba demasiado ocupado viviéndolas, espero que lo entendáis :) Puede que suba un par de mini-relatos durante este verano, pero no prometo nada.

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