Aún que era primavera, aquel
día estaba lloviendo a cántaros y no parecía que fuese a cambiar. La última
clase que teníamos era Educación Física, y el profesor nos pidió a dos chicas,
a un amigo y a mí que nos quedásemos a ayudar. Ese amigo se llamaba Adrián. Nos
conocíamos desde pequeños, pero últimamente nos habíamos acercado un poco más
al otro. Adrián era un chico más bajito que yo, con el pelo corto castaño
clarito casi rubio, ojos color miel y cara de niño, aunque el pendiente que
llevaba en el lóbulo izquierdo y su comportamiento rebelde y pícaro lo
contrarrestaba. Corría el rumor de que era gay, pero era simplemente eso, un
rumor. Al ser la última clase y estar lloviendo, ya no quedaba nadie en el
colegio, aparte de nosotros y algún castigado por los profesores.
Una vez que acabamos de
ayudar a nuestro profesor, volvimos al vestuario para cambiarnos el
equipamiento del colegio mojado por la lluvia.
-El ejercicio que hacemos
en clase me deja muerto. El primer día no me podía ni mover – Dijo Adrián
mientras ponía su mochila encima de un banco del vestuario y empezaba a sacar
ropa para cambiarse.
-Ya, son ejercicios
duros, pero así nos acostumbramos a hacer ejercicio como si fuésemos a un
gimnasio. Yo creo que está empezando a hacer efecto en mí. ¿Tú que crees? – Le
dije mientras me quitaba la camiseta mojada.
No es que estuviese muy
marcado, pero era cierto que los ejercicios que hacíamos en clase de educación
física me habían ayudado a definir mis músculos, sobre todo los abdominales,
pectorales y bíceps. Me puse de cara a él y le volví a preguntar.
-La verdad es que sí que
ayudan, se nota que haces ejercicio. ¿Qué opinas de mí?- Dijo mientras se
quitaba la camiseta y dejaba ver un cuerpo casi sin modelar, similar al de un
niño que hace deporte. Aunque no fuese un sex symbol, su suave torso me ponía
mucho y era el centro de atención de mis miradas indiscretas cada vez que nos
cambiábamos en el vestuario.
-Tampoco soy un modelo de
Calvin Klein, pero algo se nota, ¿no? – Se rio Adrián mientras se acercaba a mí
y se puso a comparar sus músculos con los míos. Empezó a tocarme los
brazos y mientras me reía yo hice lo mismo, hasta que él en un rápido
movimiento empezó a acariciar mi abdomen.
Paramos de reír y nos miramos a los
ojos. Sabía lo que quería, sus ojos dorados me lo decían. Me quería a mí. Y yo
lo quería a él también, así que empezó algo que solo había ocurrido en mis
mejores sueños. Lo agarré por la espalda, acariciando su suave piel de
adolescente y lo acerqué hacia mí. Él también apretaba mi espalda haciendo que
nuestros cuerpos húmedos por la lluvia se rozasen, dándose calor y
excitándonos. Sentía su aliento muy cerca de mí, busqué sus labios con los míos
y empecé a besarlos y a morderlos suavemente mientras seguíamos abrazados.
Bajé
mis manos un poco y las metí en sus calzoncillos, buscando su culito que como
me esperaba era muy suave, y el cual se encogió cuando sintió el contacto de
mis manos. Él dejó mi boca y empezó a besar suavemente mi pecho y mis pezones,
lo cual me ponía mucho e hizo que mi pene se levantase al momento, marcándose
en mi pantalón de deporte y haciéndoselo notar a Adrián, el cual sonrió
traviesamente y siguió besándome mientras me sentaba en el banco del vestuario.
Yo saqué mis manos del pantalón y volví a acariciarle la espalda y el pelo,
mientras él seguía bajando con sus besos, primero por mis pectorales, después
por mi abdomen y después siguió lentamente el pequeño sendero de vello que me
crecía desde cerca del ombligo hasta mi pubis, lo cual me hizo suspirar de puro
placer. Si no lo conociese, diría que no era la primera vez que Adrián hacía
esto. O a lo mejor me equivocaba. Fuere como fuere, siguió hasta llegar a la
cinturilla de mi pantalón el cual bajó cuidadosamente, dejando solo mis boxers
ajustados que mostraban la tremenda erección que estaba teniendo.
-Veo que te está
gustando, ¿eh? – Susurró Adrián sonriente.
-Buff… dios, no sabes
cuantas veces he soñado con esto. Sigue por favor.- Dije casi gimiendo.
-Ja, yo también he soñado
con esto desde hace mucho, tantas veces que ya sé cómo hacerlo.- Dijo a la vez
que me quitaba el calzoncillo, haciendo que mi polla se alzase como un mástil.
Adrián se arrodilló y
acercó su cara a mi polla, y mientras yo le acariciaba suavemente el pelo, él
empezó a besarla. Primero empezó por mis huevos, lo cual me hizo estremecer y
suspirar de placer. Mientras me miraba, Adrián empezó a besar la base de mi
pene y fue subiendo lentamente, haciendo que disfrutase de cada segundo,
mientras me masajeaba las bolas. Empezó a chupar mi glande, que tenía un poco
de pre-semen, el cual se tragó en un momento y siguió metiéndose mi polla en la
boca. Era mi primera mamada y también la mejor sensación que había sentido en
mi vida: Notaba como su boca caliente y húmeda me envolvía, haciendo que me
olvidara de todo, estimulando con su lengua cada centímetro de mi carne.
-¡Dios sí!- gemí. No me
creía lo que estaba pasando. Adrián siguió impasible hasta que se tragó mis 16
cm de carne y aguantó, lamiendo con su lengua húmeda, estimulándome. Eso me
hizo gemir en voz alta. Pero lo podía hacer ya que en el colegio no había
nadie.
Se sacó mi polla de la
boca, dejándola bien lubricada con su saliva.
-Joder Adrián, que bien la
mamas. Deja que te recompense.- Dije suspirando y sonriendo. Lo levanté y lo
puse frente a mí. Empecé a besar y chupar su suave abdomen que tanto había
deseado. Le miré a la cara y lo vi sonriendo:
-Venga sigue, a ver si lo
haces tan bien como yo.
Le bajé los pantalones y
los calzoncillos del tirón lo que dejó me dejó ver su perfecta polla: un pene blanco
de unos 15 centímetros, con un glande rosado asomando por un prepucio de piel
lisa, poco pelo púbico, debido a su tardío crecimiento y unos huevos que le
colgaban en perfectas bolsitas de piel tersa. Una delicia vamos.
Empecé acariciando sus
bolas y mientras jugaba con ellas empecé a masturbar lentamente a mi amigo,
sacando su glande que empecé a chupar y a succionar. Eso estremeció a Adrián y
le hizo gemir suavemente. El momento con el que tanto había fantaseado se
estaba haciendo realidad y sin pensármelo dos veces, me metí de golpe el tesoro
de Adrián en la boca. Era deliciosa. No era demasiado gorda por lo que pude
estimular perfectamente cada centímetro de su verga con mi lengua húmeda.
Aguanté con ella dentro hasta que no pude más y la saqué. Entonces empecé una
mamada digna del porno, aumentando poco a poco el ritmo, lamiendo toda la polla
de mi amigo, succionándola, haciéndole gemir de puro placer.
Placer que nos envolvía a
los dos tanto que no nos dimos cuenta de que una tercera persona nos observaba
desde la puerta del vestuario. Es persona era Fran, uno de nuestros mejores
amigos. Pero, ¿qué hacía allí?
-Veo que os lo estáis
pasando bien, ¿eh putitas?-Dijo sonriendo, apoyado en la puerta. Esa sonrisa de
malota me ponía a cien, porque Fran era otro centro de mis fantasías.
Simplemente era el chico ideal: Piel morena, un pelo rubio pardo, ojos verdes
con reflejos amarillos y un cuerpo de escándalo cincelado por todo el deporte
que practicaba desde pequeño.
-Que… ¿Qué haces
aquí?-Pregunté entrecortadamente mientras me levantaba del banco y alejaba el
pene de Adrián de mí, el cual se intentó tapar con lo primero que encontró.
-Nada, salía del aula de
castigados y escuché unos gemidos de placer y decidí acercarme a ver si merecía
la pena unirme. Y veo que sí.- Dijo mientras se acercaba a nosotros. Yo le
seguí el juego así que sonreí pícaramente y le acerqué a nosotros.
-¿Quieres jugar con
nosotros?- Dije inocentemente, haciendo que Adrián se destapase y se acercase a
mí. –Entonces desnúdate, tienes que estar igualado con nosotros.
Al decir esto Fran se
desnudó al momento dejándonos ver su delicioso cuerpo y su aún más deliciosa
polla erecta, morena, circuncidada y decorada con escaso vello rubio.
-Bueno, ¿quien empieza?
Mi novia no me da mucho placer últimamente.- Dijo acercándose a nosotros,
balanceando la polla.
-Tranquilo, nosotros lo
haremos mejor.- Dije sonriendo y acercándolo a nosotros.
Adrián y yo empezamos a
chuparle frenéticamente la polla, sin previo calentamiento, ahí noté que había
deseado la polla de nuestro amigo tanto como yo. Nos repartíamos el delicioso
tesoro entre los dos, coordinándonos entre sus bolas y su verga, la cual
succionábamos sin parar, sacándole gemidos de puro placer mientras manoseábamos
su cuerpo, acariciando su culito, pellizcando sus duros pezones y sobando sus
abdominales.
-¡Joder SI!- Gritaba Fran
todo el rato. Adrián y yo empezamos a besarnos mientras jugábamos con la polla
de nuestro amigo. Esa sensación era inimaginable: la verga caliente de Fran
mezclado con los suaves y húmedos labios de Adrián me estaban poniendo a cien.
Empecé a masturbar a Adrián, la polla del cual estaba como una piedra.
Pasado un rato de
mamadas, pajas, saliva y sobarnos por todos lados, Fran dijo:
-Bueno putitas, ahora os
daré lo vuestro.- Dijo Fran, sudando, haciendo que sus músculos se marcasen en
su piel morena y nos sentó a los dos en el banco y se arrodilló frente a
nosotros. Empezó a masturbar nuestras vergas, duras como rocas, deseando ser
tocadas por aquellas manos de ángel, presionándolas, calentándolas, dándonos
placer incontrolable, haciendo realidad nuestros deseos más profundos, mientras
Adrián y yo nos besábamos a duras penas por el placer que nos hacía gemir
fuertemente.
Mi cuerpo no podía
aguantar más, era demasiado. Así que dije:
-Joder, ¡preparaos que
viene mi leche!- Dije suspirando, estremeciendo mi cuerpo. Sentía como mi polla
se ponía súper dura y como el semen empezaba a subir por ella. Adrián acercó su
cara a mi verga y la empezó a chupar mientras Fran seguía haciéndome una paja
frenéticamente.
-¡¡SI!!- Grité de puro
placer. Chorros y chorros de leche caliente salieron de mi polla, salpicando la
cara de Adrián, la de Fran y mi abdomen. Pero no era el único que iba a
estallar. Adrián también gritó y sin avisar, un mar de leche salió de su polla,
mientras gemía como un loco y llenaba todo mi cuerpo de semen caliente. Le
empecé a masturbar cariñosamente, mientras las últimas gotas de semen salían y
su cuerpo empezaba a relajarse. Ahora solo quedaba Fran, que se estaba
masturbando como un loco. Así que le empezamos a sobar como antes y entre
gritos de placer, gemidos y tensión de su cuerpo, se corrió en nuestras caras,
dejándolas manchadas de leche caliente, así que empecé a chupar de la cara de
Adrián: era deliciosa. Adrián y yo nos besábamos mientras sonreíamos y chupábamos
el semen de nuestro amigo de nuestras caras. Fran se sentó a mi lado y también
acarició y chupo nuestro semen que había esparcido por todo mi cuerpo.
Finalmente, Adrián y Fran acabaron relamiendo mi cuerpo, sin dejar ni una gota
de nuestra leche caliente mientras yo les acariciaba, rendido, sus cabezas cariñosamente.
Cuando nos dimos cuenta,
ya se había hecho de noche y había dejado de llover. Nos lavamos brevemente los
restos de semen y nos fuimos del vestuario. Por suerte no había nadie más
alrededor.
Después de esto seguimos
siendo muy amigos, incluso diría que más que antes. Creo que sobretodo fueron
encuentros posteriores lo que nos unió más ;)
Me encantaría leer que te ha parecido! Puedes dejar tu opinión en un comentario, y no hace falta registrarse ni nada :D
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@greenlook
Dios, me ha encantado la historia, ha sido... Increíble. Aunque parece demasiado historia de peli porno ¿Es una historia real o inventada? En cualquier caso me ha encantado, aunque habría molado más detalles y que la historia continuara xD
ResponderEliminarGracias! Es inventada, ya lo pone en las etiquetas "fantasía". Me hubiese gustado ponerle más detalle, pero es que sino era muy repetitivo :/
EliminarPero que buen relato! Me encanto! Te felicito
ResponderEliminarMuchas gracias! :D
EliminarQue relato mas bueno, me imagine cada frase que leía y me causaste una gran erección, sigue así, he leído otros tuyos y molan mucho.
ResponderEliminarMe encanta leer eso!! Muchas gracias ;)
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