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20/8/16

El desconocido del centro comercial

Era una mañana de un martes como otro cualquiera. Ese día no tenía clase así que decidí ir al centro comercial de mi ciudad a dar una vuelta, aprovechando que al ser un día entre semana no habría casi nadie. Me tomé mi tiempo paseando tranquilamente por todas y cada una de las tiendas, ya que no tenía otra cosa mejor que hacer. Entré a una tienda de ropa y mientras ojeaba la sección de pantalones me fijé que al otro lado del estante había alguien observándome disimuladamente. No le presté mucha más atención y seguí con lo mío. Al salir de la tienda, vi que poco después la misma figura que me observaba también salía detrás de mí. Entré en otra tienda y mientras vagaba entre estanterías repletas de libros, vislumbré a la misma persona de antes, unas columnas más allá. Esto me llamó la atención y con mucho disimulo le observé.

 Descubrí a un chico de mi edad y misma estatura. Tenía el pelo negro, largo por arriba y corto por los lados muy bien peinado. Su cara no era nada fuera de lo normal, cejas definidas, ojos oscuros y una leve sonrisa permanente en su boca. Su piel color café con leche resaltaba con la camiseta color rosa palo que llevaba y su cuerpo no estaba nada mal. Era de complexión atlética, delgado pero en forma, se notaba por los brazos fibrados que dejaba entrever su camiseta y su culo prieto en unos shorts… Unos shorts que insinuaban un bulto enorme, ya que seguramente no llevase nada más debajo. En este momento el desconocido me vio observándole y sonrió levemente. Yo me sobresalté e hice como que no pasaba nada, apresurándome a salir de la tienda. Decidí pararme a unos pocos metros de la salida para ver salir al misterioso desconocido. Unos segundos después salió y pasó su mirada por los alrededores hasta que me vio, lo cual le hizo sonreír levemente y se dirigió hacia mí rápidamente. Yo me alarmé y estaba decidido a empezar una discusión, pero el chico levantó la mano señalando que me calmase. Se puso delante de mí, repasándome bien de arriba abajo.
-Te vendrías… al lavabo… un momento, porfa.- Me dijo, claramente nervioso.- Tío, sé que suena raro… pero te he visto y… vente conmigo un momento.- Dijo mientras se acercaba, con una cara entre el miedo y la esperanza.
-¿Pero de qué vas, qué quieres? – Dije nerviosamente.
-Joder he visto como me mirabas…-musitó mientras bajaba su mirada a su abultado paquete, que claramente se iba hinchando mientras hablábamos, mostrando su verdadera intención.-Solo un momento va… no pasa nada- Se acercó más y me puso la mano en el brazo cuidadosamente para no parecer agresivo.  Claramente no tenía nada que debatirle porqué me había pillado plenamente mirándole. Además siempre había fantaseado con algo como esto, así que sonreí tímidamente y titubeé:-Pero yo… yo…

El chico río sordamente y me agarró donde me tenía puesta la mano, tirando de mi brazo y llevándome con él hacia los baños, qué estaban justo al lado de donde estábamos parados. La verdad que esta situación tan inesperada y excitante me resultaba extrañamente morbosa, sobre todo por qué el chico no era especialmente atractivo, pero había algo en él que me ponía burrísimo.

Llegamos a las puertas y el desconocido miró seriamente alrededor para ver que no venía nadie y entró rápidamente al baño, donde había dos lavabos cerrados por paredes hasta el techo. El chico me llevó detrás de él y entramos en el primer compartimento donde cabíamos los dos perfectamente. El desconocido se giró con cara de satisfacción y cerró la puerta con pestillo detrás de mí.

Antes de que pudiera decir nada, me bajó el pantalón dejando a la vista mis bóxers blancos que mostraban mi descarada erección. Él me agarró el paquete  sonriendo pícaramente al ver como manchaba de presemen mis calzoncillos. El apasionado desconocido me puso contra la puerta, y acercándose mucho a mi cara mirándome lascivamente me susurró “la verdad que desde que te he visto quiero follarte el culito”. Un chispazo me recorrió todo el cuerpo y me di cuenta de que si quería gozar tendría que sufrir un poco, y eso me ponía super cachondo. Acto seguido me agarró del pelo y me obligó a bajar y ponerme de rodillas, muy muy cerca de su incipiente paquete, que abultaba escandalosamente sus shorts.
“¿No me mirabas tanto? Pues ahora lo vas a ver todo muy de cerca cabrón, ya verás cómo te gusta.” Me dijo jadeante. Mientras con una mano me retenía en mi posición, con la otra deslizó su short hacia abajo, dejándolo caer y haciendo que su enorme polla se liberase, rebotando a solo unos milímetros de mi cara. Me retiré hacia atrás para contemplar mejor la maravilla que tenía delante: un rabazo descomunal, que medía tranquilamente 20cm y era grueso casi como una lata de refresco, salía de entre una maraña de vello que subía ordenadamente por los abdominales duros que dejaba ver su camiseta arremangada, que había subido para mostrar bien su trabuco. La polla se inclinaba ligeramente hacia abajo, con el capullo rosado y alargado al aire y un par de venas por el tronco pálido. Sus huevos no eran muy grandes pero sí que colgaban holgadamente, también recubiertos de una selva de pelo negro.
En cuanto la vi se me hizo la boca agua y miré al chaval sonriente, que me cogió de la nuca y me acercó a su entrepierna, haciéndome sentir el maravilloso olor de su ardiente miembro. “A ver como lo haces” Me susurró a la vez que me apretó contra sus huevos obligándome a abrir la boca y empezar a chupar como si no hubiera un mañana. Le succionaba las peludas pelotas una a una y empecé a lamérselas, lo cual hizo que me apretara con ganas contra él y empezase a gruñir intensamente. Mi boca no daba abasto mientras lamia sus cojones con tantas ganas que su polla dura me golpeaba en el  lado de la cara. Empecé a subir por su entrepierna con mis labios y mientras paseaba mis manos por sus muslos peludos y musculosos hacia su culo. Pero esto no le gustó y me apartó las manos secamente. Acto seguido me agarró del pelo para alzarme un poco y llevarme directo a su trabuco, donde me guió por un lado desde su peluda base hasta la cabeza, asegurándose de que probaba cada centímetro de su carne mientras dejaba un camino de saliva. Así empecé a succionar el glande rosado, que del placer ya estaba soltando unas cuantas gotas de salado y pegajoso presemen. El capullo ya me ocupaba gran parte de la boca así que me empleé bien en lamerlo y succionarlo como si fuera un biberón. De repente dijo “bueno, cométela ya que no tengo todo el día, joder” y empezó empujar mi cabeza hacia él, haciendo que su pollón entrase cada vez más en mi boca. No entró mucho más que su capullo, ya que mi boca estaba abierta al máximo y no podía más, así que con un acto reflejo me tiré hacia atrás, cogiendo una sonora bocanada de aire y tosiendo un poco.

El desconocido sonrió divertido y se meneó la polla que chorreaba con mi saliva y su presemen. Se acercó otra vez hacia mí, esta vez más gentilmente, y pude agarrar el pollón con mis dos manos para pajearlo un poco mientras le daba lametones en el capullo, lo que hacía que se dejase llevar cada vez más, suspirando fuertemente y apoyando sus manos en la puerta detrás de mí. Empezó un vaivén ligero con su cadera metiendo poco a poco su pollón en mi boca, cada vez con embestidas más profundas y duras, hasta que me metió más de la mitad, haciéndome atragantarme en mi propia saliva. Pese el duro trabajo que era comerse esa polla entera, lo estaba disfrutando exageradamente. Me encantaba sentirme bajo el control de aquel macho con aires de malote y un pedazo de pollón solo para mí.
Después de unas profundas arremetidas se retiró repentinamente y me hizo levantarme y darme la vuelta. Yo obedecí jadeante y me bajé instintivamente los calzoncillos poniendo mi culo recién depilado en pompa, deseando que me perforase ya. El desconocido me abrió los cachetes dejando mi ano al aire en el cual escupió una buena cantidad de saliva y la repartió con su lengua que me abría lentamente. Cada lametazo me volvía loco y empezaba a gemir suavemente, a lo que él se pegó completamente a mi apretando a propósito su ardiente polla en mi culo y susurrándome “ni se te ocurra hacer ruido”. Se retiró hacia atrás y puso su lubricado capullo en la entrada de mi culito. Yo cogí aire y me dejé llevar por mi cachondez.

Empezó a meterla imparablemente. Sentía como mi interior se expandía a medida que el trabuco del desconocido iba marcando su territorio dentro de mí, haciéndome sentir el ardiente recorrido hasta que metió sus veinte centímetros de placer hasta el fondo gruñendo toscamente. Yo apenas podía respirar o moverme y solo notaba como me separaba firmemente las nalgas y se asentaba dentro de mí como un fuego del que quería más y más. Pasados unos instantes, la sacó y noté el vacío que me había dejado y que quería que volviese a rellenar. Miré por encima de mi hombro y vi al desconocido sudando un poco y respirando agitadamente mientras me escupía en mi agujero que estaba abierto y deseando volver a ser llenado por aquella masa de carne placentera. El contraste de su saliva en mi interior caliente hizo que me retorciese de gusto, a la vez que me agarraba de la cadera y empezó a bombearme mientras gemía como un verdadero macho. Estaba extasiado por el placer. Su rabazo me perforaba de una manera brutal por dentro rellenándome completamente y haciendo que se me escapasen varios gritos de puro placer.
El desconocido me tapó la boca con su mano fuertemente y dijo entre jadeos “¡nada de ruido joder!”, a la vez que aumentaba su ritmo y notaba como su trabuco entraba y salía frenéticamente dentro de mi agujero completamente dilatado. Sus huevos chocaban con mis nalgas sudadas y repiqueteaban a la vez que él gruñía y resoplaba como una bestia. Me tenía agarrado por la boca y por la cadera, rompiéndome por dentro, haciéndome sentir su verdadero poder follándome descontroladamente. Yo casi no podía contenerme por la tremenda estimulación que estaba recibiendo y gozaba como un animal.
Los dos estábamos sudando, casi en trance del maravilloso placer que sentíamos. Mi polla rebosaba presemen que goteaba en la pared y el suelo. Noté como el pollón del desconocido se ponía más duro que una roca dentro de mí y a la vez que me agarraba con los dos brazos por el abdomen pegándose completamente a mí, me embistió potentemente y empezó a gritar violentamente mientras notaba como unos potentes chorros de leche ardiente me regaban por dentro.

Acto seguido el desconocido se separó de mí y dio un par de sacudidas a su pollón salpicándolo todo de lefa, mientras jadeaba mirándome sonrientemente. Se vistió rápidamente y me miró más que satisfecho, me dio un cachetazo y sin mediar palabra se fue. Yo, aun completamente ido del inmenso placer, me quede apoyado contra la pared, con el culo todavía abierto con el boquete del pollón y su leche blanca resbalando por mis sudadas nalgas. Antes de irme me quedé un rato en aquel lavabo desierto, pensando en lo que aquel oportuno desconocido me había hecho sentir. Tendría que volver más a menudo al centro comercial.

Por fin he vuelto! Espero que os haya gustado y como siempre me podéis dejar vuestras opiniones en un comentario (que puede ser completamente anónimo y sin registrarte )
Contacto: greenlook15@gmail.com   Twitter: @greenlook15

3 comentarios:

  1. Ha sido sin duda uno de los mejores sigue subiendo mas de este tipo

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  2. Por fin subes otro relato. Iba mirando de vez en cuando si habias subido algo. Y por fin lo haces. Aun eres bisexual, lo pregunto por los tags de tu tu tumblr. Hablando de esto, ¿algun dia subiras una foto de tu pene erecto? me muero de ganas de verlo sea pequeño o grande. Es solo para poner "cara" a uno de mis personajes preferidos. Muchisima gente te lo dice ya pero ahora me toca a mi: sigue asi que se nota que se te da muy bien.
    Espero el siguiente.

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    1. Hola! Muchísimas gracias por tu comentario. Son cosas así las que me animan de vez en cuando a subir otro relato, qué dentro de poco habrán más, por cierto. Respondiendo a tus preguntas:
      Aún me considero bisexual aunque actualmente tenga novio. Y muy de vez en cuando subo alguna foto como la que pides en mi twitter @greenlook15
      Muchas gracias por leerme y espero verte por aquí pronto ;)

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