Todos los campamentos de
verano tienen algo en común: son inolvidables. Ya sea por lo bien que lo
pasamos con los amigos, por las actividades que realizamos o por cómo, de una
manera inesperada, empezamos a descubrirnos a nosotros mismos. El estar lejos
de nuestros padres nos empuja a descubrir nuestra sexualidad y a hacer cosas
que nunca habríamos hecho.
Para un adolescente gay
como yo, pasar un verano rodeado de chicos es todo un privilegio. Actividades
tan simples como bañarnos en el río o cambiarnos en nuestra cabaña suponen una
paja en la oscuridad de la noche, cuando todos duermen, cuando nadie me ve. Además
en estos meses calurosos mis compañeros y yo dormimos casi desnudos, de esta
manera podemos disfrutar de nuestros cuerpos.
Cada cabaña está formada
por grupos de tres chicos, yo por ejemplo comparto habitación con Diego y
David, dos chicos de mi instituto. Los dos son totalmente diferentes: Diego es
posesivo, altanero, no se depila y es muy atractivo .Es capitán del equipo
escolar de fútbol y se le conoce por ser un conquistador nato. Mientras que
David tiene poco pelo y es un chico un poco tímido, alto y que destaca poco.
Un día, después de pasar
todo el día pegándole patadas a un balón, decidimos ir al río para tomar un baño.
Una vez allí decidimos jugar a un juego muy peligroso y excitante:
-Eh chavales, ¿qué tal si
jugamos a tirarnos desde allí arriba?-Propuso Diego a la vez que señalaba lo
alto de un acantilado.
-No creo que
podamos-Dije.
-No seas marica Javi ¿A qué
estás de acuerdo, David?
Pero no respondió, se
limitó a agachar la cabeza y dejar que Diego sacara sus propias conclusiones.
-Ves Javi, David está de
acuerdo-Bromeó.
Como siempre al final
hicimos caso a Diego y subimos hasta lo alto del acantilado. Desde ahí arriba
se podía ver como el río se extendía imponente bajo nuestros pies. Diego empezó
a quitarse la ropa, primero la camiseta y después los pantalones. En pocos
segundos se quedó en unos bóxers de color blanco que marcaban su paquete. Imaginaba
que no se iba a quitar más, pero para mi sorpresa dejó su polla al aire. Al
darse la vuelta nos mostró su culo bien formado, lleno de pelo y respingón.

No pude quitarle la vista
de encima. Estaba hipnotizado mirando como su polla se balanceaba en su
entrepierna. Era una polla de un tamaño considerable a pesar de estar dormida, tenía
ganas de chupársela delante de David.
No había sentido nada igual en mi vida, mi
polla se puso durísima y se notaba por encima del bañador que llevaba. Lo peor
es que Diego se dio cuenta de mi erección y decidió jugar conmigo.
-Tranquilo Javi, mi polla
también se alegra de verte-bromeó a la vez que sacudía su polla.
Me sentí tan asustado por
ese comentario que me quedé en silencio un buen rato. Él siguió sobándose la
polla mientras miraba hacia el río, era consciente de que yo estaba empalmado y
que obviamente era por su cuerpo desnudo. La situación era muy intensa y
extraña, no sabía si su actitud era una invitación o solo me estaba probando. Mis
dudas se disiparon cuando, con su polla en la mano, me guiñó un ojo y me invitó
a acercarme. Yo, sumiso, lo hice.
-¿Te gusta lo que
ves?-dijo.-Acércate y tócala, no tengas miedo.
Tembloroso me acerqué
hasta Diego tocándome el paquete. David nos observaba desde el fondo en
silencio. Me quedé de piedra en frente suyo mientras él seguía pajeándose.
-Vamos tócala-insistió.
Dudé un momento hasta que
me decidí a tocarla. Me gustó sentirla en mi mano. Era enorme, gordita y con
bastante pelo, podía sentir la sangre corriendo dentro de ella y eso me excitaba.
-¿Te gusta mi
polla?-Preguntó mirándome a los ojos.
Estuve a punto de decir
que sí, pero era demasiado tarde. Diego me había arrebatado su polla de las
manos y estaba abrazado a mí. No entendía porque me abrazaba pero me mantuve en
silencio mientras sentía como su polla desnuda acariciaba la mía por encima del
bañador. Entonces me preguntó:
-¿Sabes volar?
-¿Qué?-respondí.
Instantes después
comprendí porque me hacía esa pregunta y porque se abrazaba a mí, pero fue muy
tarde. Sentí como mis pies se levantaban del suelo y como Diego y yo caímos al
agua. Fueron unos segundos de caída, el corazón me iba a mil pero no sólo por
el salto, sino por tener a Diego empalmado, con cierto olor a sudor, tan cerca
de mí. Segundos después caímos. Lo primero que vi al salir del agua fue la cara
de Diego, estaba desnudo, empapado y unido a mí.
-Al parecer sí que sabes
volar-me dijo riéndose. Después de ese comentario
unió sus labios a los míos. Fue un beso largo, húmedo y apasionado.
Diego
besaba de maravilla. Sentía como su lengua se movía dentro de mi boca, era una
sensación apasionante. Entonces buscó mi entrepierna debajo del agua y metió su
mano en mi bañador. Sacó mi polla fuera y sentí como el agua la inundaba de una
manera refrescante. Empezó a pajearme y yo hacía lo mismo con él.

Era una sensación
increíble. Nunca me habían hecho una paja debajo del agua y él lo hacía
bastante bien. Estuvimos un buen rato besándonos y pajeándonos hasta que me
preguntó si quería salir del agua, asentí sabiendo lo que eso significaba. Fuimos
detrás de unas piedras y seguimos besándonos un buen rato.
-Será mejor que nos
vayamos ya-dije separándome de sus labios.
-No-intervino él-no me
puedes dejar a medias. Quiero follarte aquí mismo.
A continuación se agachó
y empezó a chuparme la polla. Era una bestia, se notaba que era su primera vez
chupando una polla. Usaba los dientes, se le salía de la boca, casi vomita en
varias ocasiones…aun así me estaba dando placer como nunca antes. La práctica
hace al maestro y Diego aprendía rápido. Sus lametazos eran cada vez más
placenteros llegando incluso a provocar algún que otro chillido por mi parte. Solo
podía pedirle más y más. Pero creí que era conveniente cambiar de posición.
-Para-le dije.
Él se levantó mirándome
fijamente. En ese momento yo me puse de rodillas y empecé a succionar sus
huevos, no estaban depilados y eran simplemente perfectos. Poco tiempo después
pasé a su gran polla sin circuncidar de unos 18cm y chupé su capullo durante unos minutos. Diego
gemía, gritaba y me pedía más a la vez.
-Oh sí Javi, me encanta! Cómetela
toda!
-¿Te gusta, eh?-dije-
Quiero que te corras en mi boca.
-Joder que bueno eres
cabrón. Quiero que me la chupes hasta dejarme los huevos vacíos, quiero
descargar mi semen en tu boca.
-La tienes enorme, no me
cabe en la boca.
-Claro que sí te
cabe-dijo a la vez que tiraba con fuerza de mi cabeza introduciendo toda su
polla en mi boca. Me llegaba hasta la garganta y me provocaba arcadas, pero
podía oír los gritos de placer de Diego así que decidí no sacármela de la boca.
Seguí chupándosela un buen rato, hasta que decidimos ir más allá.
-Quiero que me folles-le
supliqué.
Él me hizo levantar y me
llevó hasta una roca. Me puso de espaldas sobre ella y me dijo que abriese las
piernas todo lo posible. Mi culo quedó totalmente abierto mientras esperaba a
que me la metiera.

Sentí su lengua fría tocándome las nalgas y luego el ojete, era
mi primer beso negro. Se le daba mejor chuparme el culo que la polla. Yo gemía
y le pedía que me la metiera ya, pero él seguía lubricándome el ano con su
saliva. Escupía en mi ojete y luego en sus manos para lubricarse la polla. Hizo
esto un buen rato hasta que mi culo estuvo tan abierto que podía sentir su
lengua dentro de mí.
-¿Estás listo?-preguntó
con cierta dulzura, esa era una faceta de Diego que no conocía.
-Sí-respondí tímidamente.
-Primero solo la punta, para
que te acostumbres.
Mi culo virgen sintió
como un invitado inesperado intentaba entrar en él. La saliva de Diego ayudó a
que su nabo se colara en mis nalgas. Sentí como su capullo entraba en mi ano
despacio, con dulzura y cuidado. Solté un gemido al sentir su contacto con mi
piel.
-Tranquilo-dijo haciendo
un descanso y dándome otro beso.
Después volvió a
introducir su polla poco a poco dentro de mí. Después de varios intentos entró
completa. Sentía que el culo se me iba a caer a trozos pero me gustaba. Empezó
a moverse ligeramente hacia atrás y hacia adelante y cuando hacía esta acción
me invadía un sentimiento de dolor y placer mezclado. Me gustaba sentir sus
embestidas cada vez más rápidas.

-Sí Diego, reviéntame el
culo!
-Quiero correrme dentro
de tu culo Javi, eres increíble.
El dolor, al igual que el
placer, era cada vez mayor. Mis gritos se podían escuchar a kilómetros pero no
tenía miedo de que nos pillaran. Diego gritaba tanto como yo, era una follada
bestial, intensa y profunda. Sentía como se escapaban gotas de semen de mi
polla aun sin pajearme, así que aproveché el momento para hacerlo. Me corrí
mucho antes que él.
Diego me avisó de que
había llegado el momento de correrse, así que me incliné bastante para que toda
su corrida se quedara dentro de mi culo. Diego empezó a gritar y gemir como
loco y momentos después sentí como una ola de semen caliente se apoderaba de mi
culo. Era una delicia sentir como los chorros de su semen llenaban mi ano. Fue
una corrida larga y tras varios espasmos se detuvo. Se sacó la polla de mi culo
y la llevó a mi boca. Estaba caliente por su semen y por el roce con mi culo.
Estábamos sucios y muy
sudados, así que decidimos volver al río. Allí nos besamos y tocamos durante
mucho tiempo. Diego me decía que le había encantado y que teníamos que repetir
y yo que él era genial. Después de varios minutos besándonos, escuchamos un
ruido. Nos separamos y miramos en dirección a las rocas, allí estaba David
masturbándose y mirándonos. Cuando se percató de que lo habíamos visto se
guardó la polla y salió corriendo. Diego salió del agua como pudo y, corriendo,
fue tras él. Pocos minutos después volvió con David, y lo traía a empujones. Pude
ver como el torso desnudo de Diego se contorneaba al empujar a aquel pobre
chaval.
-Está mal espiar a los
demás-dijo Diego-Y más aún cuando están follando.
-Lo siento-contestó David
aparentemente afectado por aquella situación.
-¿Crees que se lo contará
a alguien?-dije.
-No creo, es más, se
unirá a nosotros tarde o temprano-respondió Diego sellando los labios de David
con un intenso beso. Este respondió apartándose de él rápidamente, pero Diego
volvió a sujetarlo fuertemente y besarlo otra vez.
Pocos minutos después
David se dejaba guiar por los labios de Diego, estaba disfrutando incluso más
que yo con esos besos. Al ver aquella escena me llené de celos pero mi
excitación era tal que empecé a masturbarme debajo del agua. Estaba tan
excitado que podía correrme en cualquier momento.
David empezó a tocar la polla
de Diego y no aguanté más, salí del agua y fui hasta donde estaban ellos. Después
le arrebate la polla de Diego a David de las manos.
-Parece que alguien está
celoso-dijo Diego lleno de orgullo.
-Un poco-respondí.
-Hay polla para todos-concluyó
Diego.

Aquella frase, a medio
camino entre la chulería y la arrogancia, hizo que me encendiera por dentro así
que me puse de rodillas y empecé a chuparle la polla, estaba aún mejor que la
primera vez. David se agachó junto a mí y con una mirada me pidió permiso para
compartir aquella polla. Chupamos por turnos cortos, escuchando los gemidos de
placer de Diego. David se había sacado la polla y estaba pajeándose a la vez
que chupaba, pronto Diego nos dijo que paráramos y nos llevó hasta las rocas, Allí
David se abrió de piernas.
-Esto te va a gustar-le
dije.
El verano sólo acababa de empezar. Nuestros tríos se repitieron durante todo el verano en nuestra cabaña y también llevábamos nuestra pasión fuera de aquel campamento.
Relato de https://twitter.com/Jdu__1990
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