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5/1/17

La apuesta perdida – Por JDu__1990

Ese día el entrenador no había podido ir. Pablo, Saúl, Adri y Javi (yo) nos enteramos tarde y tuvimos que esperar en el colegio hasta que se terminara la jornada escolar. Afortunadamente teníamos nuestros uniformes: las camisetas, las deportivas y los pantalones cortos negros, característicos de nuestro equipo. No tuvimos otra opción que inventarnos un juego para entretenernos y entrenar un poco. Un juego donde íbamos ganando puntos y, al final, el que menos puntos tuviera tenía que atravesar por el castigo que yo estaba a punto de vivir. Para realizarlo escogimos un aula bastante retirada que no sería utilizada el resto del día.

-Saúl: ¿Seguro que no va a entrar nadie ahora? No quiero que nos interrumpan la humillación que va a vivir Javi –Preguntaba entre risas. Él era el menos disciplinado del grupo y siempre tenía algún toque de rebeldía. Por ejemplo, aprovechando que el entrenador no estaba, se había quitado su camiseta para jugar, aunque en el colegio estuviera prohibido hacerlo.

-Pablo: Nadie va a venir ahora, ya se ha ido todo el mundo, solo quedamos los de volley y los de natación. Pero esos están bien lejos–respondió Pablo, el cómplice de Saúl en todos sus actos de indisciplina.

-Saúl: Ok bueno, hagamos esto rápido, yo me quiero empezar a reír ya.
-Pablo: Sí, listo. Cierra la puerta, Javi, y ven aquí.

Saúl, Pablo y Adri se encontraban de pie en una esquina del aula. Cerré la puerta y antes de acercarme a ellos di un último vistazo a las ventanas revisando que nadie se acercara por el pasillo.

-Yo: Bueno, esto lo hago por la promesa, pero que se quede entre nosotros solamente, ¿de acuerdo? 
¿Puedo confiar en vosotros?–Pregunté a mis amigos en tono serio.
-Saúl: No hay ningún problema –Me aseguró al tiempo que se burlaba –todo depende de ti y de que aceptes tu castigo tal y como lo planeamos – rio.

Los 3 se reían. Sus caras reflejaban la malicia de aquel castigo. Sus cuerpos, cansados por el juego, aún transpiraban y se tensionaban con las leves risas que les provocaba el pensar en lo mucho que disfrutarían “humillándome”. Yo, a su vez, me mostraba algo consternado pero no mucho, ya que no me molestaba tener que cumplir mi parte.

-Saúl: Bueno, empieza la primera parte de la promesa, pienso que uno de nosotros debería ponerse en las ventanas a vigilar que nadie venga, y luego nos turnamos.
-Adri: Ok, yo me pongo primero a vigilar mientras empezáis.

Adri se puso frente a los cristales sin quitar la vista de sus otros tres compañeros que se quedaron en la esquina. Él era el más serio de los cuatro, y el más atractivo también.

-Saúl: Bueno, ¿empiezas tu Pablo o empiezo yo?.
-Pablo: Yo empiezo, déjame disfrutar esto desde el principio. A ver Javi, acércate.
Yo me acerqué y él se quitó la camiseta y levantó sus brazos, dejando al aire sus axilas peludas.
-Pablo: Huélelas- me ordenó.

Me acerqué lentamente a la axila izquierda y aspiré el olor a sudor. Ese olor me excitaba mucho y rezaba porque no se me pusiese dura, ya que con esos pantalones se me marcaría mucho. Después de un rato, me indicó que siguiese con la derecha. Al acabar, Saúl fue el que se puso delante de mí y levantó sus brazos. Sus axilas eran más peludas, y como ya estaba relativamente cerca, directamente, sin decir nada, me agarró la cabeza y la puso directamente en sus axilas. Sus axilas olían más fuerte a sudor, y después de olerlas un rato se separó de mí.

-Saúl: Ahora, lámeme las axilas.
-Yo: Ni hablar, me niego-En realidad me negaba porque esa idea me excitaba demasiado y no quería que se dieran cuenta de ello.
-Saúl: Tú a mí no me contradices-Y al acabar la frase, volvió a sujetarme la cabeza y la apretó contra sus axilas-Ahora chupa-ordenó.
A mí ya no me quedaba ninguna alternativa, así que empecé a lamerle la axila. Sabía salado, pero aun así me excitaba mucho. Mientras, Saúl y Pablo se reían mientras que Adri observaba por la ventana y miraba lo que íbamos haciendo. Cuando Saúl vio que a esa axila ya no le quedaba sudor, llevó mi cabeza a su otra axila. Allí seguí lamiendo durante un buen rato hasta que Saúl consideró que era suficiente, se apartó de mí y se puso Pablo de nuevo delante.

-Pablo: Adri, ¿no quieres hacer nada aún?
-Adri: No,no. Seguid vosotros, ya haré algo después.
-Saúl y Pablo: Bueno, pues entonces…¡Segunda parte de la humillación!, ahora olerás nuestra ropa interior.
-Saúl: Pablo, empiezas tu otra vez. Javi, tú, ponte de rodillas.

Dicho esto, Pablo se colocó delante de mí y se quitó las deportivas y los pantalones, quedando solo en calzoncillos y calcetines. A continuación, se quitó también los boxers, dejando al aire un pene de tamaño considerable, no muy ancho y con pelo recortado. Dio la vuelta a los calzoncillos, colocó bien la zona donde apenas unos segundos antes estaba su polla y me puso los calzoncillos en la cara.
-Pablo: Ahora huélelos-me ordenó.

Yo obediente, empecé a oler los bóxers. No era un olor muy fuerte, pero sí era excitante. La sola idea de que en esos mismos calzoncillos, hace unos momentos estaba su polla me ponía muy cachondo. 

Después de un rato, Saúl le dijo:
-Saúl: Bueno, ya es suficiente, ahora me toca a mí, yo también quiero disfrutar.

Pablo y Saúl se intercambiaron las posiciones, y este último empezó a desvestirse rápidamente, hasta quedarse también en calcetines y con los boxers en la mano. Su polla era más grande y más ancha que la de Pablo y tenía más pelo. Saúl tenía un cuerpo muy definido y con abdominales muy marcados, al contrario que Pablo, que era menos musculoso.

-Saúl: Ahora vas a ver cómo huele mi rabo sudado, vas a oler a un hombre de verdad-dijo mientras reía y me colocaba con fuerza sus bóxers en la cara.

Saúl era el que más disfrutaba porque él era el que había decidido el castigo.Para él no existía nada más humillante para un hombre que oler la ropa interior usada de otro chico.Los boxers de Saúl olían más fuerte a sudor que los de Pablo y aún así,Saúl tuvo su ropa interior en mi cara mucho más tiempo,y cuando empezó a retirar sus calzoncillos de mi cara,intenté respirar aire normal para no seguir excitándome, pero para mi sorpresa, sin que me diese cuenta, agarró una de sus deportivas y también me la puso en la nariz. Yo intenté zafarme, pero Pablo me sujetó la cabeza para que no pudiese moverla. El olor de las zapatillas de Saúl me gustaba y me fue casi imposible ocultar mi erección. Después de un rato “torturándome” Saúl y Pablo se echaron hacia atrás.

-Saúl: Adri, te toca a ti.
-Pablo: Y solo lo de los calzoncillos, que ya es tarde.

Adri se acercó lentamente a mí y cuando estaba enfrente, empezó a bajarse despacio los pantalones, pero rápidamente se los volvió a subir.

-Adri: No lo voy a hacer-Dijo en un tono severo.
-Saúl: ¿Pero qué coño te pasa? Prometimos que el castigo iba a ser entre los tres.
-Adri: Ya tío, pero no lo voy a hacer.

-Saúl: Joder,lo que pasa es que eres un poco tímido, tenías que haberlo dicho desde un principio y le hubiésemos castigado más tiempo nosotros, que yo me he quedado con ganas.-respondió Saúl disgustado.

-Pablo: Bueno, en ese caso, yo me voy ya a mi casa.-dijo vistiéndose-
-Saúl: Yo también, ¿vosotros qué vais a hacer?-dijo mientras se vestía también.
-Yo: Yo me voy a ir al baño a lavarme la cara.
-Adri: Yo me quedo a esperar a Javi.

Al parecer solo yo me había dado cuenta de por qué Adri no había hecho nada. ¡Tenía una erección!. Adri y yo nos encaminamos al baño y Saúl y Pablo se fueron a su casa.

-Yo: Bueno Adri, ¿qué ha pasado? Imagino que no ha sido compasión por mí jajaja.
-Adri: No para nada jajaja, solo que…. no me sentía cómodo desnudándome en una clase y delante de todos.
-Yo: ¿Era por eso? ¿O era porque la tenías dura y no querías que los otros dos lo viesen?
-Adri: ¿Te has dado cuenta?-dijo Adri sonrojándose.
-Yo: Sí,y si lo que te preocupa es el tamaño, no tienes nada de lo que avergonzarte. Y tranquilo que no se lo diré a nadie, a cualquiera se le puede poner dura en un mal momento.
-Adri: Muchas gracias Javi, en serio. Pero por lo menos te he librado de oler mis calzoncillos sudados.
-Yo: En realidad hubiera preferido los tuyos que los de Saúl o Pablo.
-Adri: ¿Y por qué dices eso?
-Yo: No se, pareces el más…limpio de los 3-En realidad mentí para no decirle que él es el que más me gusta y que me ha encantado lo que me han hecho Pablo y Saúl.
-Adri: Ya, pero aun así, por muy limpio que sea, no creo que tuvieses interés en oler mi ropa interior sudada. Ni los de Saúl ni los de Pablo. Y más viendo cómo te los restregaban por la cara…
-Yo: En realidad, con Saúl me ha dado curiosidad y me han dado ganas de abrir la boca.
-Adri: ¿Hubieses sido capaz?
-Yo: Si hubiesen sido los tuyos sí.
-Adri :Jajaja- Adri se rio pensando que era una broma.

Los dos entramos al baño. Estaba dividido en 2 por una pared. La primera parte eran 5 cabinas con baños individuales y la otra parte eran 5 lavamanos y un banco. Adri se sentó en el banco y recostó su espalda contra la pared mientras esperaba a que me lavase la cara. Yo, sin embargo, me acerqué a él con un gesto de seriedad y algo de temor.

-Yo: Adri, si yo te pido algo, y no te parece bien, ¿simplemente me dirías que no y guardarías el secreto también?
-Adri: Que pasa Javi, ¿qué me vas a pedir?-respondió algo nervioso y mirándome con extrañeza.
Me armé de valor y sin titubear le dije:
-Yo: Si te pido que me dejes oler tus boxers…. ¿me dejarías?
Adri abrió sus ojos como nunca antes, pero no pudo sostener su mirada en la mía, ya que ahora lo miraba fijamente.
-Yo: Porfa Adri, no pasa nada, es solo por curiosidad.
-Adri: Pero es que no se para que quieres…además que pasa si alguien entra aquí…y además a mí me tocaría quitarme los zapatos y los pantalones y…-Me decía en medio de su confusión.
-Yo: No nada de eso-dije arrodillándome en el suelo frente a él. A esta hora no hay nadie aquí, ya lo sabes…

Adri guardaba silencio.

-Yo: Porfa Adri, ni siquiera tienes que quitarte del banco, solo te levantas un poco y los deslizas por tus piernas, yo me arrodillo para olerlos y listo, no pasa nada.

Adri lo pensó por unos instantes. No sabía qué hacer, pero al fin y al cabo, yo había notado su involuntaria erección en la clase y le intimidaba un poco que no fuera a guardar ese secreto.

Tímidamente siguió mis indicaciones. Se apoyó en el banco con una mano para levantar un poco su cuerpo y, sentado como estaba, deslizó con su otra mano el pantalón por sus piernas, llevándola hasta la mitad de sus muslos. Arrodillado frente a él, lo tomé y bruscamente lo bajé por las piernas de mi amigo hasta doblar por sus rodillas y dejarlo a la altura de sus pantorrillas.

Una vez hecho esto, levanté la mirada.S in parpadear por la excitación observaba las piernas medio abiertas de mi amigo y, en el fondo su bulto blanco tras el cual se ocultaba su polla que adivinaba grande, blanca, hermosa. No podía ver todo el bulto pues la camiseta de Adri lo cubría casi hasta la mitad, pero podía imaginar sus dimensiones.
-Yo: Vamos Adri, desliza ahora tus calzoncillos, más o menos a esta altura-le indiqué que los deslizara justo hasta sus rodillas.

Adri me miró y, después de dar un suspiro que sonó a resignación, levantó un poco su cuerpo apoyando sus piernas en el suelo y su espalda en la pared.  Con una mano deslizó sus calzoncillos por sus piernas mientras que con la otra iba cubriendo su polla con la camiseta. Lo hizo de tal forma que no pude ver nada de su rabo en ese momento.

-Yo: Eso es-le decía, hablando en voz muy baja ahora.

Yo estaba ansioso y muy excitado, casi no esperé hasta que Adri soltara sus pantaloncillos para tomarlos con mis manos y deslizarlos hasta las rodillas. Una vez estuvieron allí no lo pensé dos veces. Acerqué mi cara hasta ese pedazo de tela lleno de significado erótico y hundí mi nariz y mi boca en la superficie donde hasta hace unos segundos reposaba el pene de mi amigo. Olía de maravilla

Adri observaba como olfateaba con ansiedad y suspiraba como si me faltara el aire. Sentía que estaba haciendo algo prohibido, pero también sabía que toda la situación de esa tarde no le era del todo indiferente. Ahora mi pene estaba más duro que nunca. Dediqué unos minutos a olfatear los pantaloncillos de Adri. Después, sin previo aviso, y ante los ojos asombrados de Adri, abrí mi boca, saqué un poco la lengua y la llevé por toda la prenda impregnándome del sabor de los genitales de mi amigo. Lamí con unas ganas que nunca había sentido. Mi pene estaba a punto de explotar pero no me atrevía a tocarlo para que Adri no percibiera mi nivel de excitación. La escena era extraña pero erótica: Adri sentado en el banco sobre su culo desnudo, con su pantalón y sus boxers en sus rodillas y las piernas algo abiertas. Yo, arrodillado frente a él, con mi cara hundida entre sus rodillas mientras disfrutaba del olor de su ropa interior.

Cuando sentí que había trabajado demasiado en esos calzoncillos, levanté la cara y miré a Adri serenamente. Me estaba observando y tenía un gesto serio. Le sonreí con complicidad y dirigí mi mirada a lo que ahora tenía enfrente: entre las piernas de mi amigo podía apreciar perfectamente sus huevos. No podía dejar pasar la oportunidad y en un comentario atrevido le dije:

-Yo: ¿Casi no tienes pelos en los muslos no?
-Adri: No… me salen pocos pelos en las piernas- respondió en voz baja y con un evidente nerviosismo.

Estiré entonces mi mano entre las piernas de Adri y toqué la cara interior de sus muslos como apreciando la carencia de pelos mientras seguía comentando.

-Yo: Y tus huevos, ¿tampoco te salen muchos o te los afeitas?

Mientras preguntaba esto, llevé dos dedos a tener contacto con los huevos de mi amigo como si estuviera explorándolas también. Él permaneció inmóvil. Me atreví un poco más y con la mano abarqué los huevos de mi amigo dándoles un leve masaje con la excusa de sentir los pocos pelos que tenían. Al contacto de la mano con sus huevos, Adri cerró levemente las piernas como en un impulso por impedir ser tocado en sus partes íntimas.

Entendí que debería actuar rápido si quería ir un poco más allá. Subí un poco la mano pasándola más arriba de sus huevos, donde me encontraría con el pene duro de Adri. Llevé mi mano por debajo de su camiseta y tomé la base de su pene mientras le preguntaba sin alejar la mirada de sus genitales:

-Yo: ¿Todavía la tienes dura?

Adri detuvo mi mano y cerró más sus piernas, pues la situación le causaba temor .Se quejó diciendo:
-:¿Javi que estás haciendo?…

Pero yo fui más rápido. Sin importarme ya la reacción de mi amigo, le levanté la camiseta descubriendo su gran polla(17,5cm).Estaba dura y un poco inclinada a la derecha, pero no me detuve a observarla. Continuando con el movimiento, levanté mi cuerpo inclinándolo hacia Adri y llevé mi cara a aquella polla que metí en mi boca con una pericia única de alguien que tenía todo fríamente calculado. Con mi otra mano presioné la pierna izquierda de Adri, convenciéndolo de quedarse sentado en el banco.

-Adri: Javi no, que estás…

Entonces, se quedó sin palabras. Lanzó un suspiro y cedió un poco en su intento por detenerme. No podía creer lo que estaba pasando y no sabía si debía salir corriendo o quedarse allí, inmóvil. Pero su mezcla de nervios con excitación hicieron que su cuerpo no respondiera inicialmente y, para cuando quiso reaccionar, estaba gozando de una buena mamada, algo difícil de dejar pasar.
Yo había tomado a mi amigo con fuerza y, sin dejar de darle el mejor sexo oral, presionaba más sus muslos para que se relajara sobre el banco. Adri estaba atrapado y yo había logrado mi cometido.

Pasaron unos segundos en los que la confusión fue disminuyendo. Ahora solo se escuchaba el sonido que producía mi boca al succionar con cierta dificultad la gran polla peluda de Adri. Yo no podía creer que al fin estaba saboreando el pene de mi amigo directamente y no a través de sus boxers. El pene de Adri era delicioso, como cualquier otro pene. Pero, para mí, el saber que era el pene del más atractivo de mis amigos, la parte más íntima del cuerpo de ese hombre, lo convertía en el mejor manjar…En fin, el sabor era indescriptible, las sensaciones eran únicas y todos sus sentidos gozaban. Mi gusto era saciado por el de la polla de Adri, mi olfato por el olor a hombre que emanaba de su zona íntima, mi oído por los suspiros ahogados pero sinceros e involuntarios que lanzaba mi amigo y mi tacto por el masaje que ahora le practicaba en sus huevos y en sus piernas.

Adri estaba confundido pero no podía pensar mucho. Las sensaciones que le traían mi tibia boca y mi húmeda lengua eran un fuerte distractor. Eso, sumado al riesgo al que estábamos expuestos al estar en un baño público del colegio, convertía esa experiencia en lo más intenso que el joven había vivido.
Yo seguía mamando sin parar, succionando con fuerza, llevando todo el pene de mi amigo hasta el fondo de mi boca y sacándolo de nuevo para jugar con su glande. Cada vez que pasaba la lengua por la punta del hermoso y gran pene de Adri, sentía como mi amigo liberaba más cantidades de presemen, de ese líquido lubricante que es sinónimo de excitación. Él estaba en un viaje de placer y yo sabía que pronto alcanzaría el orgasmo.

No pasó mucho tiempo antes que yo sintiera como Adri tensionaba sus piernas más de lo normal y empezaba a suspirar. Estaba claro que en unos segundos empezaría a eyacular y a vivir el momento más intenso de esa tarde. Pero yo no quería que ese encuentro terminara. Llevé mi boca una vez más por todo el pene de mi amigo y luego lo dejé libre.
Me puse de pie frente a mi amigo. A la altura de la cara de Adri quedó el bulto que se escondía tras mis pantalones. Adri observaba atónito mis movimientos. Yo, sin retirar mi mirada de éxtasis de los ojos de Adri, bajé mis pantalones hasta llevarlos a la mitad de mis muslos. Posteriormente deslicé mis calzoncillos liberando mi rabo. Mi glande estaba húmedo ante la excitación de su cuerpo. Clavando mis ojos aún más en los de Adri, empecé a masturbarme despacio y a suspirar.

Agitaba mi polla a pocos centímetros de la cara de mi amigo. No lo iba a presionar, esperaba que él entendiera el mensaje. Tras unos segundos, reaccionó de la forma deseada. Ubicando suavemente una mano en mi pierna derecha, Adri acercó su cara a mi polla. La solté y observé sus movimientos. Este abrió su boca y cerró sus ojos. Sin esperar mucho, llevó su boca a mi polla y empezó a succionar torpemente tratando de imitar el sexo oral que acababa de darle.

Suspiré al contacto con la boca de Adri y llevé mi cabeza hacia atrás cerrando nuevamente mis ojos. No lo hacía nada mal para ser un principiante, pero yo sentía como mi rabo necesitaba ser cubierto en su totalidad. Puse una mano en su nuca y, acariciando su hermoso cabello, la subí hasta tomar su cabeza por detrás. Posteriormente ejercí algo de presión llevando la cabeza de mi amigo hacia mi cuerpo. Primero levemente y después con más fuerza, disminuyendo la presión de vez en cuando para que Adri tomara el ritmo de la mamada.
Transcurrieron unos instantes de total excitación entre los muchachos. Adri había logrado tragar mi polla, para luego soltarla y repetir el movimiento. Yo respiraba suave pero profundamente mientras recibía la mamada de mi amigo. Después de unos minutos, Adri liberó mi rabo y reclinó su cuerpo hacia atrás recostándose en la pared. Bajé la mirada y me encontré con los ojos de Adri, que había empezado a masturbarse. Acomodé mi ropa nuevamente y me arrodillé frente a él para ayudarle en su camino final hacía el orgasmo. Sin esperar mucho tiempo, volví a acercar la cara a los genitales de Adri. Llevé mi boca hasta llegar a los huevos de mi amigo y las empecé a lamer para ayudarle en su paja. Con las manos abrí las piernas de Adri para poder acercar más mi boca y abarcar los dos huevos. Después de unos instantes estaba comiendo frenéticamente los huevos de mi amigo, que se masturbaba sin detenerse.
Adri agitaba su pene con fuerza. Quería completar el trabajo que mi boca había dejado empezado .Con la ayuda de mis lametones, y del sexo oral que le había dado antes, estaba al borde del orgasmo. Lanzó un último suspiro y se entregó al placer final. Inmediatamente levanté la cara y tomé la polla de mi amigo. Casi arrebatándosela la dirigí a mi boca. Las primeras cargas de semen estallaron en mi boca mientras seguía moviendo el pene de Adri para extraer más de su esencia. Mi amigo se retorcía sobre el banco, elevaba sus caderas e hinchaba su pecho con su respiración agitada. Yo le estaba prolongando su orgasmo. Adri tensionaba sus brazos y sus pectorales, y su torso se endurecía con cada contracción de su cuerpo. Uno a uno, todos los disparos de semen fueron recibidos por mi boca.

 Finalmente, Adri relajó sus músculos y dio a entender que su orgasmo había pasado. Le miré a los ojos pero el desvió la mirada. Entendí que debía dejarlo solo un momento para que pudiera asimilar lo que habíamos hecho. Además, necesitaba liberar la tensión acumulada de toda la tarde.

Me dirigí a la otra sección del baño y entré a una de las cabinas individuales. De pie, bajé mi pantalón y mis calzoncillos tan rápido como pude. Ni siquiera cerré la puerta de la cabina, mi prisa me exigía masturbarme inmediatamente. Mi verga saltó al ser liberada nuevamente de la presión y la tomé firmemente con mi mano izquierda apretándola con mucha fuerza. Le di varias sacudidas salvajes, necesitaba un orgasmo. Cerraba mis ojos con fuerza. Durante mi masturbación, abrí levemente los ojos. Apenas reconocí la silueta de Adri parado frente a mí, abrí más los ojos sorprendido y detuve mi masturbación. Adri ya se había acomodado su ropa y me estaba observando inmóvil mientras me masturbaba.
No dije nada, decidí continuar con mi paja que estaba ya cerca de terminar. Seguí con mi masturbación clavando la mirada en los preciosos ojos marrones de Adri. Ninguno parpadeaba. Ambos estábamos conectados por los ojos. Pronto, llegué al orgasmo más intenso que he sentido. Mis gestos de placer, los movimientos de mi cuerpo, mis suspiros de agotamiento, el sudor en mi rostro y mis ojos, que revelaban cansancio, todo quedó registrado en la mirada atenta de Adri, que fue testigo de mi momento íntimo.

Llené mi mano rápidamente de semen. El orgasmo duró demasiado, me había dejado agotado. Pasaron unos instantes y empecé a cambiar mi percepción de la situación. Sentí un poco de vergüenza por haberme masturbado frente a mi amigo y acomodó nuevamente mi ropa para cubrir mi rabo. Salí de la cabina y caminé por el lado de Adri hacia los lavamanos. Me lavé la cara llevándome con el agua mi propio sudor y el aroma de los calzoncillos de Saúl, Pablo y Adri. Me lavé las manos que habían tenido contacto con las partes íntimas de mi amigo y me lavé la boca prometiéndome nunca olvidar el sabor de su polla.

Adri me había seguido pacientemente y estaba de pie junto a mí. Me observaba en total silencio. Terminé de lavarme y me incorporé quedando frente a él. Le miré a los ojos, no sabía que decirle. Él tampoco lo sabía. Para Adri, habíamos sido traicionados por nuestras hormonas y nuestro encuentro no significaba ningún tipo de inclinación homosexual. La sucesión de eventos del día nos había llevado a realizar actos de adolescentes que deberían quedarse en lo más profundo de nuestros secretos. Sentía algo de culpa y algo de alivio al pensar que la compartía conmigo.

Para mí, el sexo oral con Adri no había sido suficiente. Por ahora, debería actuar como si estuviera igualmente sorprendido, pero ya llegaría el momento de enseñarle a mi amigo lo que es gozar en el cuerpo de otro hombre; y de convencerlo de la libertad de experimentar que se pueden dar los adolescentes, sin que ello comprometa su identidad en el futuro.


Relato de https://twitter.com/Jdu__1990


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