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29/12/13

Mini-Relato (2): Se corrió en mi boca

Cerró la puerta de su habitación aun que no había nadie en casa y se quitó los pantalones y los calzoncillos rápidamente. Yo estaba sentado en la cama tímidamente ya que hace apenas unas horas que lo acababa de conocer en clase y ya se estaba desnudando para mi, pero esas eran las ventajas de ser yo. Sonreí en cuanto vi el pedazo trabuco que mi compañero escondía: Era enorme, tanto que ni con dos manos conseguías cogerlo entero, casi sin pelo y sin prepucio, era tan gordo que parecía un dildo. Se acercó a mi con su pene balanceante y lo puso delante de mi, agarrándoselo con una mano para hacerme notar lo enorme que era. Le sonreí mientras le miraba a la cara y le cogí la polla mientras con la otra le masajeaba los huevos, repletos de leche que esperaba a salir disparada de ese trozo de carne. "Mas vale que lo hagas bien, que quiero descargar estas bolas" dijo mientras me acariciaba la cara. Hoy estaba ahí para darle placer a él, pero algún día me devolvería el favor.
Pasé mi mano desde la base hasta la punta para realizar lo grande que era y exacto, era gigante. "Venga empieza, ¡que me quiero correr joder!" En cuanto dijo eso escupí en su polla y empecé a hacerle una paja, sintiendo ese tronco entre mis manos, algo tan duro y caliente rebosante de leche queriendo salpicar mi cuerpo, me ponía super cachondo y le agarré con las dos manos y las deslice frenéticamente alrededor de la verga de mi amigo. El pre-semen empezaba a chorrear de la punta rosada y se iba mezclando con mi saliva y un sonido de roce empapado empezaba a sonar. Me metí la punta del pollón y lo chupé con mi lengua húmeda, lubricándolo y explorando cada centímetro de carne caliente. No me cabía mucho mas allá de la punta, pero era suficiente para succionar y babear con la lengua la polla de mi amigo, que no paraba de gemir. Me la saqué de la boca para hacerle una paja, pero me tiró a la cama y agarrándome la cabeza con fuerza, me puso la polla en la boca y empezó a pajearse como un loco "¡¡¡¡Joder que me corro aaaaaah!!!!!" Y chorros de leche blanca salieron disparados, directos a mi boca y a mi cara, dejándolo todo impregnado del dulce líquido que acababa de exprimir de esos huevos y esa polla deliciosa. 

22/12/13

Mini-relato (1): Pasión en la habitación

Casi no nos dio tiempo a dejar nuestras cosas en el suelo de la habitación cuando él empezó a besar mi boca salvajemente y yo le contestaba mordiendo sus labios suavemente. Los dos sonreíamos mientras nos quitamos la camiseta y dejábamos nuestros cuerpos sudados por el deporte que acabábamos de hacer al aire. Me acerqué rápidamente a sus pezones pequeños y rosados y los empecé a chupar y a repasar con mi lengua, la cual empezó a bajar lentamente por su blanco abdomen, dejando un rastro de mi saliva por sus deliciosas abdominales.

 Bajé el pantalón de deporte que tenía y vi la enorme erección debajo de sus calzoncillos, que empecé a sobar primero con mi mano y después con mi boca. Le di la vuelta y empecé a masajear con mis manos su culito por encima de los boxers, a lo que él empezó a soltar pequeños suspiros de placer. Le hice ponerse de rodillas encima de la silla de su escritorio, con los brazos apoyados en el respaldo y el culo en pompa. Finalmente le quité los calzoncillos y empecé a amasar sus pálidas nalgas. Abrí un poco sus cachetes para dejar al aire su ano rosadito, que ya empezaba a dilatar por el calentón que tenía, y le escupí para lubricarlo y seguidamente empecé a meterle un dedo dentro del recto. Él empezaba a enloquecer y decía entre suaves gemidos "Oh si! Sigue! Más adentro, más adentro!"  y yo seguía penetrandole con mis dedos, que cada vez hacían más grande su agujero. 

Después de dilatar su culito, me bajé los pantalones y acompañé su cabeza hasta mi polla, que empezó a mamarla frenéticamente, lubricando mi verga dura como una roca. Me senté en la silla, con la polla apuntando firmemente hacia arriba, él se acercó con su culito hambriento y, de una sentada, se introdujo mi polla entera hasta que sus cachetes chocaron con mis bolas y soltó un gemido que me estremeció. Mientras él saltaba encima de mi como un conejo, comiéndose mi verga con su culo, yo le agarré la polla, gruesa y blanca, con pre-semen chorreando y salpicándolo todo por los botes que pegaba. Nos mirábamos apasionadamente y yo le comía la boca y le pajeaba mientras el no paraba de gemir y gritar de placer. "¡Me corro, me corro!" exclamó, y chorros de leche blanca acompañados de gemidos estremecedores mancharon todo lo que había alrededor nuestro. La presión de su interior al correrse fue lo que faltó para que yo descargase un potente chorro de corrida dentro de él.

Nos quedamos quietos y yo, todavía dentro suyo, le sonreí y nos besamos en los labios para acabar ese perfecto encuentro

24/11/13

De pajas con los colegas (II): Solos en casa de David

Todo empezó con un trabajo de clase de ciencias naturales. Era por grupos y eso no me gustaba mucho porque siempre me tocaban con los vagos que no hacían nada, pero esta vez me tocó con mi amigo David. Un chico con el pelo corto y negro, ojos castaños, nariz roma, labios un poco gruesos y rojos y un cuerpo atlético y bronceado ya que le gustaba cuidarse. Es simpático y risueño pero muy rebelde y con nuestra creciente cantidad de hormonas, estábamos todo el día hablando de cosas guarras. Por aquella época los dos éramos muy buenos amigos así que nos encantó la idea de trabajar juntos. Cuando se acabó la clase, nos juntamos para hablar y concretar el día para quedar y hacer el trabajo. David se acercó y me dijo:
-Pues si no tienes nada que hacer, vente este miércoles cuando salgamos de clase, que no hay nadie en mi casa.- Me dijo con una sonrisa en la cara. Esa idea me gustó así que acepté. Siempre intentábamos quedar cuando no había nadie en casa para así poder hacernos pajas, pero lo que iba a pasar aquel día no estaba en los planes de ninguno de nosotros dos.

Llegó el miércoles por la tarde y salimos de clase juntos, caminando hacía su casa.

-Bueno, primero comemos algo y después ya decidiremos qué hacer.- Dijo David mientras abría la puerta del bloque de pisos donde vivía. Subimos en el ascensor, donde me di cuenta de que David estaba muy bueno: nunca lo había observado tan de cerca y tan pausadamente, lo que me hizo contemplar su cuerpo atlético y tonificado por sus frecuentes visitas al gimnasio. Abrió la puerta del ascensor y metió la llave en la puerta de su piso. Entramos y dejamos todas las cosas de clase en su habitación.
-Oye tío, me voy a quitar la camiseta que hace mucho calor.- Dije mientras me quitaba la camiseta y la dejaba encima de su cama.

-Buff yo también, así estaremos mejor… para después.- Dijo David con su sonrisa perpetua. Se quitó la camiseta dejándome ver su delicia de cuerpo: una piel suave y bronceada que marcaba sus abdominales de infarto, unos pectorales decorados con unos pezones pequeños y oscuros y unos brazos fuertes y con las axilas depiladas, como todo su cuerpo ya que como he dicho, le preocupaba mucho su imagen. Eso me dejó hipnotizado.


Me acompañó a la cocina mientras observaba su firme culo ir y venir a través de sus holgados pantalones de deporte. Cuando llegamos a la cocina, le dije que en realidad no tenía mucha hambre, así que no iba a comer nada. El tampoco cogió nada así que fuimos otra vez a su habitación, sin dejar de mirarle ese culito que me estaba volviendo loco.

-Bueno, deja que mire el correo antes de empezar a trabajar, ¿vale?- Me dijo David mientras se sentaba frente su escritorio y encendía el ordenador.

Pasaron unos minutos en silencio mientras David abría y cerraba pestañas del ordenador. No podía parar de pensar en el cuerpo de mi amigo y en las mil y una cerdadas que le haría si fuese mío. Me empecé a calentar pensando en eso, así que le dije:

-Oye tío, ¿cuándo vamos a pajearnos?, porque hace ya un par de días que no me hago una paja y lo necesito.- Dije sonriendo mientras me tocaba el paquete, que empezaba a abultarse por lo que estaba pensando.

-Pues si tú quieres, ahora mismo. Yo también hace unos días que no me pajeo. Me estaba reservando para hoy. – Dejó caer David, sonriente, mientras ponía la página porno que frecuentábamos cada vez que estábamos juntos. En la página principal salían todas las categorías, incluso la de “porno gay”. Lo que vino a continuación nunca me lo hubiese esperado de David, siendo él uno de los amigos más hetero que tenía. Puede que por eso me excitase tanto al mezclarlo con mis fantasías gays.

- Oye, ¿tú has visto alguna vez un vídeo porno gay?- Me preguntó tímidamente, mientras giraba la silla para mirarme fijamente.

No sabía que contestar. Hacía relativamente poco el mundo homosexual era un completo extraño para mí. Pero si lo preguntaba era por algo, seguramente porque él también había sentido curiosidad. Así que decidí seguirle el juego y decirle:

-Pues sí, para ver cómo era. ¿Y tú?

-Yo también, el otro día le di sin querer a uno. Y dios, como se la metían por el culo.- Dijo David, con una expresión que no podía distinguir si era de fascinación o de repulsión.

-Ja ja, claro. ¿Por dónde se la van a meter sino?- Dije un poco cortado, para evitar que se notase que había investigado un poco más allá de la curiosidad. -¿Vemos otro a ver qué tal?- Pregunté. No creo que David hubiese empezado a hablar ese tema sin más, y quería ver hasta donde podíamos llegar.

-Vale venga, pero que conste que lo pongo porque tú lo has dicho.- Dijo sonriendo tímidamente mientras hacía clic sobre la miniatura de un vídeo gay. Era un vídeo que empezaba con dos “twinks” en una habitación, se empezaban a besar y, bueno, ya sabemos cómo sigue.

Los dos nos quedamos viendo el vídeo, como hipnotizados, ahí me di cuenta que David estaba bastante interesado en el vídeo. Miré a sus pantalones, y para mi sorpresa, había un bulto bastante considerable e imposible de esconder. ¿Podía ser que a David le interesasen los chicos? Eso encendió una lucecita en mí que me impulsó a seguir hasta el final, cada vez más convencido de que no había sacado ese tema al azar. Aun que si empezaba, no había vuelta atrás, pero seguí adelante:

-Veo que te gusta, ¿eh?- Dije sonriendo, sin dejar de mirar a su paquete, para que se viera a lo que me estaba refiriendo.

-Ehh… no… no te creas eh… - Musitó. Lo había pillado, no podía ocultar que le gustaba. Para seguirle el juego le dije.

-Vale, pues vamos a quitarnos los pantalones.-Le dije desafiante, con media sonrisa haciéndole saber que no tenía escapatoria. Yo también estaba empalmado, pero no creo que se fuese a dar cuenta. David me miró nervioso, y después de unos segundos sin saber qué hacer, suspiró y se bajó los pantalones y calzoncillos dejándome ver su polla, más erecta que nunca, con su glande rojo y puntiagudo empezando a echar pre semen. Su verga, como el resto de su cuerpo, también era perfecta: era recta, de unos 16 cm, circuncidada. Sus bolas estaban bien prietas, y todo recubierto por un escaso vello claro y rizado.

-¿Con que no pasaba nada eh?- Dije con una sonrisa de satisfacción. Por su expresión, esto debía ser muy incómodo y vergonzoso para él, pero yo me lo estaba pasando muy bien.

David se quedó mudo hasta que cogió valor y dijo:

-Oye, esto… no se lo puedes contar a nadie, ¿vale? Es que… hace un tiempo que me picó la curiosidad y… - Se calló y bajó la cabeza. No podía seguir, pero tampoco hacía falta. Sabía que esto era muy duro para él, así que le acaricié el hombro suavemente para darle ánimos.

-Tranquilo, no pasa nada. Tu secreto está a salvo conmigo. La verdad es que… - supuse que si yo había descubierto su secreto él también tenía derecho a saber el mío, así que me bajé los pantalones mostrando mi pene, semi-erecto por lo que había pasado. -La verdad es que… bueno… yo también… me gusta.- Murmuré, ya que me costaba decirlo en voz alta.

David me miró fijamente a los ojos, y yo le sonreí tímidamente para no parecer tan agresivo.

-Bueno, entonces este será nuestro gran secreto, ¿vale?- Dijo David. Y de repente me abrazó, su barbilla apoyada en mi hombro, sentí su cálida piel rozando la mía. Le rodeé con mis brazos juntándonos más, presionándonos, congelando el tiempo y deseando que ese momento no terminase nunca.


Al cabo de unos segundos, nos separamos y nos miramos a los ojos fijamente, sin decir nada, inmóviles por lo que acababa de ocurrir. Hasta que David dijo:

-Bueno… voy al lavabo un momento… ahora vengo.- Tartamudeó para romper el hielo. Salió de la habitación, dejándome allí desnudo y sin saber qué hacer: ¿Qué pasaría a partir de ahora entre nosotros? Porque estaba seguro que lo que había pasado iba a cambiar nuestra relación, para bien o para mal. Al cabo de un par de minutos, David volvió con su sonrisa habitual, como si no hubiese pasado nada. Se sentó a mi lado y dijo:

-Emmm… ya que sabemos lo que nos gusta de verdad, ¿porque vamos a desperdiciar esta empalmada?- Dijo con una sonrisa traviesa mientras se volvía a bajar los pantalones, mostrando sin miedo su pene erecto.

No dudé ni un segundo en decir que sí. Era como si alguien me leyera la mente e hiciese mis fantasías realidad. Yo seguía con los pantalones bajados, así que mi pene al ver otra vez el exquisito cuerpo de David al completo, se puso duro en un momento.

David clicó en otro vídeo gay y esta vez nos comenzamos a pajear como desesperados. David tenía mucho aguante así que empezó a sudar y a tensar sus músculos, lo que me hizo olvidarme del vídeo y fijarme completamente en él, que se dio cuenta y paró de tocarse para decirme con un tono casi de obligación: ¿Quieres acercarte un poco más?- Dijo mientras agarraba mis manos cuidadosamente y las llevaba hacia su cuerpo. Yo me dejaba llevar como un muñeco. Puso mis manos sobre sus pectorales, duros como losas, con sus pezones contraídos de la excitación. Empecé a pellizcarlos suavemente, mientras él me miraba, medio jadeante, asintiendo, aprobando que le manoseara. Me acerque más a él y comencé a sobar sus pectorales y brazos. Aproximé mis labios a su suave piel y la empecé a besar tiernamente. Primero sus bíceps definidos, después un poco su pecho, después empecé a subir por su cuello lentamente, palpando cada centímetro de su piel con mis labios mientras él me dejaba vía libre. Llegué a su mejilla y justo cuando iba a llegar a su boca, me separé lo justo para mirarle a la cara. Estaba con los ojos entrecerrados y la boca medio abierta, jadeante, en un estado de excitación que nunca había sentido. Cuando notó que había parado de besarle, abrió los ojos para mirarme extrañado:

-Tu cuerpo está delicioso.- Dije sonriente.- Déjame probar más partes.


David suspiró afirmativamente y empezó a acariciar mi espalda, cada vez más sumergido en el placer.

Bajé hacia sus abdominales, recorriendo cada recoveco con mis labios, sintiendo como David se estremecía con el contacto en su piel. Seguí bajando hasta que de repente, su polla chocó con mi barbilla. Bajé la vista y ahí estaba, a un palmo de mi, más cerca que nunca, en su máximo esplendor. Su glande rosado apuntaba directamente hacia mí, expulsando un poco de pre-semen. Eso es que David no iba a durar mucho. Así que le pajeé suavemente, sintiendo su verga caliente entre mi mano, que se iba manchando cada vez mas de pre-semen, lo que lubricaba su polla y hacía que David empezase a perder el sentido del placer.

Le dije “¿Quieres terminar ya?” mientras aumentaba el ritmo de la paja. A lo que él, mientras tensaba su musculoso cuerpo y empezaba a gemir suavemente me dijo entrecortadamente “¡¡S-s-ss-siii!!!!” Mi intención era metérmela en la boca, pero solo me dio tiempo a acercar mi cara cuando un potente chorro de leche caliente y espesa acompañada de un gran gemido de David salpicó mi cara.


David quedó tirado en su silla jadeante, con cada uno de los músculos marcándose en su suave piel por la tensión del orgasmo. Me quedé sin palabras, a lo que David, después de recuperarse, se empezó a reír y a hacer bromas. Me encantaba como estaba cuando se reía:

-Hazte así, que creo que tienes algo en la cara… ¡Ja ja ja ja!- Empezó a reírse. Me levanté y para seguirle la broma le dije “Ven, ven, dame un besito anda”. Los dos nos reímos un rato hasta que miré el reloj. Se había hecho muy tarde y mis padres me matarían si no llegaba a casa dentro de poco. Así que me dirigí al lavabo y, mientras me lavaba, David entró desnudo y con una sonrisa de satisfacción en la cara. Mientras me secaba con una toalla, le dije:

-Esta vez tú te has corrido, pero la próxima me toca a mí, cabrón.-Dije sonriendo.
-Eso ya lo veremos.- Rió David.

Salí del baño y antes de salir por la puerta solté:
-Bueno, pues… ya nos veremos y eso.- No sabía qué hacer. No lo había pensado, ¿ahora qué pasaría entre nosotros?



Lo descubriréis en el próximo capítulo :P
Espero que os haya gustado y como siempre me podéis dejar vuestras opiniones en un comentario (que puede ser completamente anónimo y sin ni siquiera registrarte ;) )

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1/8/13

Los últimos del vestuario

Aún que era primavera, aquel día estaba lloviendo a cántaros y no parecía que fuese a cambiar. La última clase que teníamos era Educación Física, y el profesor nos pidió a dos chicas, a un amigo y a mí que nos quedásemos a ayudar. Ese amigo se llamaba Adrián. Nos conocíamos desde pequeños, pero últimamente nos habíamos acercado un poco más al otro. Adrián era un chico más bajito que yo, con el pelo corto castaño clarito casi rubio, ojos color miel y cara de niño, aunque el pendiente que llevaba en el lóbulo izquierdo y su comportamiento rebelde y pícaro lo contrarrestaba. Corría el rumor de que era gay, pero era simplemente eso, un rumor. Al ser la última clase y estar lloviendo, ya no quedaba nadie en el colegio, aparte de nosotros y algún castigado por los profesores.

Una vez que acabamos de ayudar a nuestro profesor, volvimos al vestuario para cambiarnos el equipamiento del colegio mojado por la lluvia.

-El ejercicio que hacemos en clase me deja muerto. El primer día no me podía ni mover – Dijo Adrián mientras ponía su mochila encima de un banco del vestuario y empezaba a sacar ropa para cambiarse.

-Ya, son ejercicios duros, pero así nos acostumbramos a hacer ejercicio como si fuésemos a un gimnasio. Yo creo que está empezando a hacer efecto en mí. ¿Tú que crees? – Le dije mientras me quitaba la camiseta mojada.

No es que estuviese muy marcado, pero era cierto que los ejercicios que hacíamos en clase de educación física me habían ayudado a definir mis músculos, sobre todo los abdominales, pectorales y bíceps. Me puse de cara a él y le volví a preguntar.

-La verdad es que sí que ayudan, se nota que haces ejercicio. ¿Qué opinas de mí?- Dijo mientras se quitaba la camiseta y dejaba ver un cuerpo casi sin modelar, similar al de un niño que hace deporte. Aunque no fuese un sex symbol, su suave torso me ponía mucho y era el centro de atención de mis miradas indiscretas cada vez que nos cambiábamos en el vestuario.

-Tampoco soy un modelo de Calvin Klein, pero algo se nota, ¿no? – Se rio Adrián mientras se acercaba a mí y se puso a comparar sus músculos con los míos. Empezó a tocarme los brazos y mientras me reía yo hice lo mismo, hasta que él en un rápido movimiento empezó a acariciar mi abdomen. 

Paramos de reír y nos miramos a los ojos. Sabía lo que quería, sus ojos dorados me lo decían. Me quería a mí. Y yo lo quería a él también, así que empezó algo que solo había ocurrido en mis mejores sueños. Lo agarré por la espalda, acariciando su suave piel de adolescente y lo acerqué hacia mí. Él también apretaba mi espalda haciendo que nuestros cuerpos húmedos por la lluvia se rozasen, dándose calor y excitándonos. Sentía su aliento muy cerca de mí, busqué sus labios con los míos y empecé a besarlos y a morderlos suavemente mientras seguíamos abrazados.

 Bajé mis manos un poco y las metí en sus calzoncillos, buscando su culito que como me esperaba era muy suave, y el cual se encogió cuando sintió el contacto de mis manos. Él dejó mi boca y empezó a besar suavemente mi pecho y mis pezones, lo cual me ponía mucho e hizo que mi pene se levantase al momento, marcándose en mi pantalón de deporte y haciéndoselo notar a Adrián, el cual sonrió traviesamente y siguió besándome mientras me sentaba en el banco del vestuario. Yo saqué mis manos del pantalón y volví a acariciarle la espalda y el pelo, mientras él seguía bajando con sus besos, primero por mis pectorales, después por mi abdomen y después siguió lentamente el pequeño sendero de vello que me crecía desde cerca del ombligo hasta mi pubis, lo cual me hizo suspirar de puro placer. Si no lo conociese, diría que no era la primera vez que Adrián hacía esto. O a lo mejor me equivocaba. Fuere como fuere, siguió hasta llegar a la cinturilla de mi pantalón el cual bajó cuidadosamente, dejando solo mis boxers ajustados que mostraban la tremenda erección que estaba teniendo.
-Veo que te está gustando, ¿eh? – Susurró Adrián sonriente.

-Buff… dios, no sabes cuantas veces he soñado con esto. Sigue por favor.- Dije casi gimiendo.

-Ja, yo también he soñado con esto desde hace mucho, tantas veces que ya sé cómo hacerlo.- Dijo a la vez que me quitaba el calzoncillo, haciendo que mi polla se alzase como un mástil.

Adrián se arrodilló y acercó su cara a mi polla, y mientras yo le acariciaba suavemente el pelo, él empezó a besarla. Primero empezó por mis huevos, lo cual me hizo estremecer y suspirar de placer. Mientras me miraba, Adrián empezó a besar la base de mi pene y fue subiendo lentamente, haciendo que disfrutase de cada segundo, mientras me masajeaba las bolas. Empezó a chupar mi glande, que tenía un poco de pre-semen, el cual se tragó en un momento y siguió metiéndose mi polla en la boca. Era mi primera mamada y también la mejor sensación que había sentido en mi vida: Notaba como su boca caliente y húmeda me envolvía, haciendo que me olvidara de todo, estimulando con su lengua cada centímetro de mi carne.

-¡Dios sí!- gemí. No me creía lo que estaba pasando. Adrián siguió impasible hasta que se tragó mis 16 cm de carne y aguantó, lamiendo con su lengua húmeda, estimulándome. Eso me hizo gemir en voz alta. Pero lo podía hacer ya que en el colegio no había nadie.

Se sacó mi polla de la boca, dejándola bien lubricada con su saliva.
-Joder Adrián, que bien la mamas. Deja que te recompense.- Dije suspirando y sonriendo. Lo levanté y lo puse frente a mí. Empecé a besar y chupar su suave abdomen que tanto había deseado. Le miré a la cara y lo vi sonriendo:
-Venga sigue, a ver si lo haces tan bien como yo.
Le bajé los pantalones y los calzoncillos del tirón lo que dejó me dejó ver su perfecta polla: un pene blanco de unos 15 centímetros, con un glande rosado asomando por un prepucio de piel lisa, poco pelo púbico, debido a su tardío crecimiento y unos huevos que le colgaban en perfectas bolsitas de piel tersa. Una delicia vamos.

Empecé acariciando sus bolas y mientras jugaba con ellas empecé a masturbar lentamente a mi amigo, sacando su glande que empecé a chupar y a succionar. Eso estremeció a Adrián y le hizo gemir suavemente. El momento con el que tanto había fantaseado se estaba haciendo realidad y sin pensármelo dos veces, me metí de golpe el tesoro de Adrián en la boca. Era deliciosa. No era demasiado gorda por lo que pude estimular perfectamente cada centímetro de su verga con mi lengua húmeda. Aguanté con ella dentro hasta que no pude más y la saqué. Entonces empecé una mamada digna del porno, aumentando poco a poco el ritmo, lamiendo toda la polla de mi amigo, succionándola, haciéndole gemir de puro placer.

Placer que nos envolvía a los dos tanto que no nos dimos cuenta de que una tercera persona nos observaba desde la puerta del vestuario. Es persona era Fran, uno de nuestros mejores amigos. Pero, ¿qué hacía allí?
-Veo que os lo estáis pasando bien, ¿eh putitas?-Dijo sonriendo, apoyado en la puerta. Esa sonrisa de malota me ponía a cien, porque Fran era otro centro de mis fantasías. Simplemente era el chico ideal: Piel morena, un pelo rubio pardo, ojos verdes con reflejos amarillos y un cuerpo de escándalo cincelado por todo el deporte que practicaba desde pequeño.

-Que… ¿Qué haces aquí?-Pregunté entrecortadamente mientras me levantaba del banco y alejaba el pene de Adrián de mí, el cual se intentó tapar con lo primero que encontró.

-Nada, salía del aula de castigados y escuché unos gemidos de placer y decidí acercarme a ver si merecía la pena unirme. Y veo que sí.- Dijo mientras se acercaba a nosotros. Yo le seguí el juego así que sonreí pícaramente y le acerqué a nosotros.

-¿Quieres jugar con nosotros?- Dije inocentemente, haciendo que Adrián se destapase y se acercase a mí. –Entonces desnúdate, tienes que estar igualado con nosotros.

Al decir esto Fran se desnudó al momento dejándonos ver su delicioso cuerpo y su aún más deliciosa polla erecta, morena, circuncidada y decorada con escaso vello rubio.

-Bueno, ¿quien empieza? Mi novia no me da mucho placer últimamente.- Dijo acercándose a nosotros, balanceando la polla.

-Tranquilo, nosotros lo haremos mejor.- Dije sonriendo y acercándolo a nosotros.

Adrián y yo empezamos a chuparle frenéticamente la polla, sin previo calentamiento, ahí noté que había deseado la polla de nuestro amigo tanto como yo. Nos repartíamos el delicioso tesoro entre los dos, coordinándonos entre sus bolas y su verga, la cual succionábamos sin parar, sacándole gemidos de puro placer mientras manoseábamos su cuerpo, acariciando su culito, pellizcando sus duros pezones y sobando sus abdominales.

-¡Joder SI!- Gritaba Fran todo el rato. Adrián y yo empezamos a besarnos mientras jugábamos con la polla de nuestro amigo. Esa sensación era inimaginable: la verga caliente de Fran mezclado con los suaves y húmedos labios de Adrián me estaban poniendo a cien. Empecé a masturbar a Adrián, la polla del cual estaba como una piedra.

Pasado un rato de mamadas, pajas, saliva y sobarnos por todos lados, Fran dijo:
-Bueno putitas, ahora os daré lo vuestro.- Dijo Fran, sudando, haciendo que sus músculos se marcasen en su piel morena y nos sentó a los dos en el banco y se arrodilló frente a nosotros. Empezó a masturbar nuestras vergas, duras como rocas, deseando ser tocadas por aquellas manos de ángel, presionándolas, calentándolas, dándonos placer incontrolable, haciendo realidad nuestros deseos más profundos, mientras Adrián y yo nos besábamos a duras penas por el placer que nos hacía gemir fuertemente.

Mi cuerpo no podía aguantar más, era demasiado. Así que dije:
-Joder, ¡preparaos que viene mi leche!- Dije suspirando, estremeciendo mi cuerpo. Sentía como mi polla se ponía súper dura y como el semen empezaba a subir por ella. Adrián acercó su cara a mi verga y la empezó a chupar mientras Fran seguía haciéndome una paja frenéticamente.

-¡¡SI!!- Grité de puro placer. Chorros y chorros de leche caliente salieron de mi polla, salpicando la cara de Adrián, la de Fran y mi abdomen. Pero no era el único que iba a estallar. Adrián también gritó y sin avisar, un mar de leche salió de su polla, mientras gemía como un loco y llenaba todo mi cuerpo de semen caliente. Le empecé a masturbar cariñosamente, mientras las últimas gotas de semen salían y su cuerpo empezaba a relajarse. Ahora solo quedaba Fran, que se estaba masturbando como un loco. Así que le empezamos a sobar como antes y entre gritos de placer, gemidos y tensión de su cuerpo, se corrió en nuestras caras, dejándolas manchadas de leche caliente, así que empecé a chupar de la cara de Adrián: era deliciosa. Adrián y yo nos besábamos mientras sonreíamos y chupábamos el semen de nuestro amigo de nuestras caras. Fran se sentó a mi lado y también acarició y chupo nuestro semen que había esparcido por todo mi cuerpo. Finalmente, Adrián y Fran acabaron relamiendo mi cuerpo, sin dejar ni una gota de nuestra leche caliente mientras yo les acariciaba, rendido, sus cabezas cariñosamente.

Cuando nos dimos cuenta, ya se había hecho de noche y había dejado de llover. Nos lavamos brevemente los restos de semen y nos fuimos del vestuario. Por suerte no había nadie más alrededor.


Después de esto seguimos siendo muy amigos, incluso diría que más que antes. Creo que sobretodo fueron encuentros posteriores lo que nos unió más ;) 


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22/7/13

De pajas con los colegas (I): La leche de Germán

Esta historia ocurrió hace un par de años, cuando era más joven e inocente y recién empezaba a descubrir que me gustaban los rabos. Era una tarde de verano y estaba aburrido en mi casa, como suele pasar en los días de verano de un adolescente sin obligaciones. Me conecté a Facebook y vi que Germán, uno de mis mejores amigos por aquel entonces, estaba conectado. Así que le propuse que viniera a mi casa a pasar el rato. Él aceptó sin protestar ya que estaba aburrido igual que yo, así que en diez minutos se presentó en mi casa. Cuando fui a abrir la puerta, ya que estaba solo porque mis padres trabajaban hasta tarde, me encontré a mi amigo, no muy cambiado desde la última vez que lo vi en clase, lo único nuevo era su corte de pelo, ahora lo tenía más corto y llevaba una especie de tupé. La verdad es que Germán era un chico bastante guapete, un año mayor que yo, pero igualmente nos llevábamos muy bien. Era más alto que yo, con la piel blanca,  pelo azabache, corto pero tupido, nariz respingona, unos labios bermejos y finos,  un pequeño brillante en la oreja que le daba un aire de chico malo y unos ojos negro  profundo dignos de la ciencia-ficción. En cuanto a su físico, lo irás descubriendo a medida que vayas leyendo. Lo invité a pasar dentro:
-¿Estamos solos en casa? -  Preguntó asomándose fugazmente a una habitación.
- Eso parece – Dije mientras cerraba la puerta de la calle y me dirigía a mi habitación. – Bueno, ¿qué quieres hacer? – le pregunté mientras nos sentábamos los dos frente al escritorio donde se encontraba mi ordenador.
- No sé, podríamos jugar a algún juego on-line gratis, de estos que hay por Internet. – Dijo mientras buscaba una página de juegos que frecuentaba.

Así estuvimos alrededor de una hora, matando bichos, saltando de plataformas y recolectando monedas. Más tarde cuando me empecé a aburrir de eso le dije:
-Bueno, con tu permiso, me voy a quitar la camiseta, porque el calor que hace aquí es insoportable. Tú también te la puedes quitar si tienes calor.- Le dije mientras dejaba al descubierto mi torso desnudo, que mi creciente madurez estaba empezando a moldear.
Él también se quitó la camiseta y así pude ver su cuerpo de piel blanca, marcado suavemente por unos abdominales y unos bíceps en desarrollo, junto unos pectorales adornados con unos pequeños pezones rosados.
-Guau, estás fuerte, ¿eh chaval? – Le dije bromeando.
- Ja ja, bueno últimamente estoy haciendo un poco de ejercicio: abdominales, flexiones… ya sabes.
-Bueno, y eso no te impedirá comer algo para merendar, ¿verdad?
- ¡Eso nunca! – dijo riéndose y levantándose para ir a la cocina a por algo que engullir.
Después de comer, nos quedamos pensativos en silencio durante un rato sin saber qué hacer, hasta que Germán dijo:
-Oye… ¿sabes a qué hora vienen tus padres? – me preguntó entrecortadamente.
- Pues supongo que para las siete o así, todavía tenemos una hora y algunos minutos para nosotros.
- Vale pues entonces… te voy a preguntar una cosa… Tú… ¿tú te haces pajas? – Preguntó tímida pero directamente.
- ¿¡Pajas!? – le pregunté extrañado. Lógicamente sabía lo que eran, y me las hacía periódicamente, pero su pregunta me extrañó como si nunca hubiese escuchado esa expresión. Supongo que no me lo esperaba de él.
- Si, ya sabes, hacerse una paja… masturbarse… - Musitó, como si creyese que no debería estar hablando del tema.
-… Sí… sí que me hago, ¿por? – Admití. Era la primera vez que se lo decía a alguien en persona.
-¿Y qué tal si nos hacemos una mientras vemos algún video porno?- Me preguntó acomodándose el paquete, que lo noté más abultado de lo normal. Eso me hizo sonreír pícaramente. La verdad es que tenía muchas ganas de ver un pene de otro chico de cerca, y del suyo precisamente corrían rumores de que era muy grande para su edad, cosa que descubriría dentro de poco.
- Vale, hoy no me he hecho ninguna. Así que venga, elige tú el vídeo.
Entró en varias páginas porno, hasta que puso un vídeo de un tío musculoso follando con una tía de tetas grandes.
Nos bajamos los pantalones hasta las rodillas mientras empezábamos a acariciarnos nuestros bultos por encima de los calzoncillos. El suyo era muy grande comparado con el mío, el cual se estaba empezando a poner duro. Pasado un rato, paró de acariciarse y se la sacó. No podía creer lo que estaba viendo. Su pene era más grande de lo que había imaginado: Tenía vello negro y frondoso que le rodeaba todo el pubis y cubría sus huevos, la polla podía medir sin problemas unos 17 o 18 cm, estaba dura, un poco venosa y su prepucio escondía un gran glande. En definitiva, era el pene de un actor porno en el cuerpo de un niño de 15 años.

-¡Joder! ¡Sí que la tienes grande! Mira la mía.- Dije mientras sacaba mi pene erecto (en parte por el porno pero también por ver el falo de mi amigo). Mi pene no es cosa del otro mundo, mide unos 15 cm, circuncidado y con un poco de pelo púbico. Lo normal para esa edad.
-Ja ja, bueno cada uno tiene lo que tiene.-  Dijo sonriendo mientras lo movía, enseñándomelo orgulloso.- La tuya está bien para tu edad. ¿Me la dejas ver?
Entonces hizo algo que nunca creí que me iba a ocurrir: Me cogió el pene. Lo palpó y después me lo agarró como si me fuese a hacer una paja, aunque no lo hizo.
-¿Me dejas tocar la tuya?- Le pregunté. Él asintió y acerqué mi mano al monstruo. La rodeé con mi mano, que casi no se podía cerrar, e hice lo mismo que él: subí y bajé mi mano a lo largo de su polla, lo que hizo que su prepucio bajase y dejase al aire un glande grande y rosado. Sentir aquella cosa entre mis manos era algo que no había experimentado nunca antes. La notaba caliente, dura y palpitante, con ganas de ser vaciada.
-Joder, tienes una buena polla.- Le dije mientras nos empezábamos a pajear viendo el vídeo. Al cabo de un rato en la pantalla se veía como la mujer le comía los huevos a un actor sudado y jadeante.
-Uff… ¿nunca has probado a chuparte la polla a ti mismo? ¡Es imposible! Pero debe ser la ostia poder hacerlo.- Me dijo mientras hacia la coña de intentar chupársela.
En ese momento pasó por mi cabeza hacerle una mamada a Germán. No. Al menos no por ahora. Era la primera vez que nos hacíamos una paja y no quería poner en peligro poder volver a repetir esto. En cambio respondí: - Ya, debe de molar, pero es imposible.- Dije sonriendo, mientras me seguía masturbando.

Seguimos pajeandonos y de vez en cuando miraba la polla de mi amigo, grande, enorme, mientras la sacudía entre sus manos. Me di cuenta que me ponía muchísimo, pero ahora no era momento para ponerme a preguntarme porque. Era el momento del orgasmo. Noté como mi cuerpo empezaba a estremecerse y mi polla se sensibilizaba:
-Joder, ¡creo que me voy a correr ya!- Dije entre suspiros
-Espérate un poco y nos corremos a la vez.- Dijo Germán mientras aumentaba el ritmo de su paja. La mano iba de arriba a abajo de su polla frenéticamente, friccionándola, dándole placer. Yo  reduje el ritmo de mi mano, haciendo ahora un movimiento lento pero placentero.
-¡¡Ya ya YAA!!- Gritó Germán. Entonces me puse en marcha e imitándolo, aceleré mi mano.
“AAAAHHHHH!!!!!” gritamos los dos a la vez. Un placer intenso hizo salir de mi polla un pequeño chorro de semen claro que se extendió por mi abdomen. Pero de la polla de Germán salieron varios chorros de leche blanca, que le mancharon la cara y el cuerpo.
Los dos nos quedamos estirados en la silla, jadeando, mirándonos las pollas mientras las seguíamos tocando. Todos nuestros músculos se relajaron y nos incorporamos. 

Miré su cuerpo, la tensión había marcado más sus músculos, que ahora estaban cubiertos por caminos de leche recién exprimida.
-¿Alguna vez has probado el semen?- Me dijo Germán mientras observaba unas gotas de lefa que le habían quedado en la mano.
-No… ¿a qué sabe? –Pregunté mientras miraba el pequeño charco que había en mi ombligo.
-Pues no sé cómo explicarlo… pruébalo- Me dijo mirando el rastro de mi semen.
Cogí un poco de mi leche con el dedo. La miré. La verdad es que me había preguntado a que sabría, pero nunca me había atrevido a probarlo. Lo acerqué a mi nariz. No olía a nada. Entonces me metí el dedo en la boca y lo saboreé: sabía afrutado, un sabor que me sorprendió mucho. La verdad que me gustó, así que me acerqué a Germán y le dije:
-Está bien, ¿a ver a que sabe el tuyo?- Y sin avisar empecé a chuparle un pezón recubierto de semen. El suyo sabía mucho mejor, era afrutado pero más dulce, pegajoso y caliente.
Germán se quedó inmóvil, hasta que reaccionó y apretó mi cabeza hacia su pecho mientras suspiraba entrecortadamente. Le gustaba y a mí también, así que yo seguí mamando el pezón y después pasé a chupar sus pectorales, llenando mi boca de su dulce leche. Cada chupetón sacaba un suspiro de placer en Germán. Le besé tiernamente los pezones mientras él me acariciaba el pelo. Levanté la cabeza y me quedé mirándole a los ojos. En ese momento iba a decir algo, pero alguien llamó al teléfono. Eran mis padres. En cinco minutos llegaban a casa. Se lo dije a Germán y rápidamente nos lavamos y vestimos. Le acompañé hacia la puerta y antes de cerrarla me dijo:
- Lo que ha pasado…
-Tranquilo, ya hablaremos.


Y este ha sido mi primer relato. Me encantaría que dejases tu opinión y consejos para mejorar en un comentario.

Dentro de poco habrá más relatos, así que… ¡estad atentos!

Contacto: greenlook15@gmail.com   Twitter: @greenlook

18/7/13

PRESENTACIÓN

Hola y bienvenido a mi blog.
Primero de todo voy a presentarme: Soy un chico de 16 años, bisexual y que recién está empezando a descubrir su sexualidad. Soy alto, pelo corto, ojos verdes y piel morena. Soy delgado y atlético. El resto lo dejo a tu imaginación ;)

El propósito de este blog es recoger todo tipo de relatos y fantasías sexuales/eróticas que escriba. Algunas serán reales, otras basadas en hechos reales y algunas serán fantasías 100%. Intentaré buscar una fotografía que se parezca a los protagonistas de cada relato, para así facilitarle el trabajo a tu imaginación. Actualmente me fijo más en los chicos, por eso la gran mayoría de relatos serán gay.

Me encanta que comentes que te ha parecido cada relato, y sobretodo que critiques ya que no soy profesional ni mucho menos y esto lo hago por diversión, y en el momento en que me aburra de esto o no tenga tiempo, lo dejaré (avisando, lógicamente)

También recuerdo que tengo una cuenta de twitter donde cuelgo las mejores fotos de porno gay en la red, así que si te interesa, pásate :) @greenlook15

Finalmente, te doy la bienvenida a "Historias de un adolescente", espero que los relatos sean de tu agrado y siéntete libre de comentarlos y compartirlos!
-Mik